La economía sigue creciendo, aunque lo haga con debilidad, también lo hace el empleo, que vive un momento dulce, eso sí muy apoyado en la temporalidad. Hasta ahí todo serían buenas noticias, si no fuera porque una inflación galopante está atizando con fuerza a la economía y empobreciendo a marchas forzadas a los hogares españoles; muchos ya con el agua al cuello tratando de sobrevivir en una sociedad que engorda a toda prisa las colas del hambre, y suma ya 13 millones de españoles en riesgo de pobreza.
La escalada de los precios de la energía ha convertido la cesta de la compra en un lujo, con artículos de primera necesidad que suman crecimientos de dos dígitos, como el pan...
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