El Gobierno de Ecuador y el movimiento indígena alcanzaron a última hora del pasado jueves un acuerdo para poner fin a 18 días de protestas y de paro nacional. Con la mediación de la Conferencia Espiscopal, el ministro de Gobierno, Francisco Jiménez, y el presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), Leónidas Iza, firmaron la llamada Acta por la Paz.
En este encuentro, las autoridades se comprometieron a rebajar cinco céntimos el precio de los combustibles, ampliando así otra bajada anterior de diez céntimos anunciada por el Gobierno del presidente Guillermo Lasso esta misma semana.
Tras aquel gesto, el líder de Conaie –organismo impulsor de las protestas– celebró el paso dado por el Gobierno, si bien consideró que la medida era «insuficiente» e «insensible» con las exigencias de los indígenas, que protestaban por el alto coste de la vida. Lasso también celebró el fin del parón nacional: «Hemos alcanzado el valor supremo al que todos aspiramos: paz en nuestro país», escribió en su cuenta de Twitter. Esta rebaja del precio de los combustibles, sumada al compromiso de las autoridades de trabajar en políticas para focalizar los subsidios de los carburantes y otras medidas, como la prohibición de actividad minera en zonas protegidas, sí han satisfecho ahora las exigencias de la Conaie, tal y como recoge el diario local 'El Universo'.
Ya el Ejecutivo levantó un estado de excepción que habilitó la presencia de militares en las calles de cuatro provincias debido a «actos violentos» y desabastecimiento a causa de las protestas.
Acuerdo bajo lupa
Sin embargo, la Conaie que participó en revueltas que derrocaron a tres presidentes entre 1997 y 2005, señaló por Twitter que en noventa días evaluará el cumplimiento de los acuerdos. Lasso, quien asumió el poder hace 13 meses, se salvó el martes de ser destituido por el Congreso, donde una oposición mayoritaria pero dividida lo responsabilizó de la crisis política.
Un intento previo de negociaciones entre Gobierno e indígenas había sido suspendido por el presidente el martes, un día después de iniciado, tras un ataque a un convoy de militares y policías en la Amazonia atribuido a manifestantes, con saldo de un uniformado fallecido y otros 12 heridos.
Las manifestaciones, que derivaron en choques con la fuerza pública y marchas de unos 10.000 indígenas en Quito, dejaron al menos seis muertos y 600 heridos, entre agentes y manifestantes, y 150 detenidos, según diversas fuentes. Otras 4.000 personas también se movilizaron fuera de la capital, cortando vías en 19 de las 24 provincias.