España se había movilizado para que la OTAN protegiera a Ceuta y Melilla de la amenaza de Marruecos incluyéndolas bajo la protección de la Alianza. Iba ser uno de los grandes acuerdos que saldrían de la cumbre de Madrid. Sin embargo, el Gobierno ha renunciado la mención de las dos ciudades autónomas para que Marruecos no se vengue enviando avalanchas de inmigrantes.
Hay que recordar que ‘técnicamente’ el paraguas militar de la OTAN no cubre a Ceuta y Melilla, las dos ciudades en la costa norte de África, a pesar de que la primera es española desde 1580 y la segunda desde 1497, por lo que ambas son plena y constitucionalmente parte del territorio español.
Según reza el artículo 5 del Tratado de Washington, los Estados miembros de la OTAN responderán de manera conjunta a cualquier ataque armado contra el territorio de uno de ellos. Pero en el siguiente, el número 6, se detalla que esta ayuda militar, esa especie de “todos a una”, solo será aplicable cuando los ataques tengan lugar en Europa o Norteamérica, o en territorios insulares del Atlántico al norte del Trópico de Cáncer.
Por este motivo, las islas Canarias sí quedan cubiertas por el paraguas de la OTAN puesto que, pese a estar geográficamente en África, se trata de territorios insulares al norte del Trópico de Cáncer. Curiosamente, Argelia estaba incluida inicialmente por formar parte de Francia, pero tras la independencia salió del tratado en 1962.
Según ha podido saber Confidencial Digital por fuentes diplomáticas de alto nivel, conocedoras de las conclusiones de la cumbre de la OTAN en Madrid, Moncloa consensuó con el PP la renuncia a plantear conjuntamente a la Alianza Atlántica la protección de Ceuta y Melilla para que “en cualquier otro contencioso con un tercer país, España y sus aliados defiendan a las dos ciudades”.
No obstante, España ha logrado incluir cambios en la redacción final del Concepto Estratégico, el plan de la Alianza para los próximos diez años, que amparan indirectamente a Ceuta y Melilla pese a no mencionarlas, con el acuerdo de “defender cada pulgada del territorio aliado, preservar la soberanía y la integridad territorial de todos los aliados y prevalecer contra cualquier agresor”, como señala el texto.
Las fuentes consultadas por ECD revelan que esa renuncia a una mención expresa de las dos ciudades españolas en el documento definitivo, que el Gobierno pactó a última hora con el PP, se decidió tras la tragedia de la semana pasada en la valla de Melilla.
Esa situación trajo al recuerdo la grave crisis con Marruecos, en mayo de 2021, por la entrada en Ceuta de más de 10.000 migrantes irregulares, en respuesta de Rabat a la estancia en España del líder del Frente Polisario.
No obstante, Exteriores reivindica que, si en un primer momento se hablaba de “integridad territorial aliada”, y eso, en alguna interpretación, podría hacer pensar que solo estaba cubierto el territorio incluido en el Tratado de Washington, ahora, al decir la “integridad territorial de todos los aliados” queda claro que se trata del territorio definido en las constituciones de cada Estado miembro.
La decisión de que la OTAN proteja expresamente a Ceuta y Melilla obligaba a una modificación del tratado fundacional de la alianza, de 1949, algo que hasta ahora resultaba muy improbable porque requiere la ratificación de los 30 Estados miembros.
Sin embargo, las fuentes diplomáticas de alto nivel consultadas por ECD aseguran que el resto de socios de la Alianza, liderados por Estados Unidos, han comenzado a ver con buenos ojos la demanda histórica de España. Aunque reconocen que se mueven con más comodidad sin referencias expresas a los dos territorios españoles ni a Marruecos.
Y eso ocurre, por cierto, precisamente tras el giro del Gobierno de Pedro Sánchez respecto al Sáhara, materializado en el reconocimiento por España de la soberanía marroquí sobre el territorio que ya había efectuado Donald Trump, y al que se sumó meses después Alemania.
Las fuentes diplomáticas a las que ha tenido acceso Confidencial Digital explican que las principales amenazas para España proceden del Magreb y del Sahel. Además, Rusia está aumentando su presencia en África a través del grupo Wagner, la fuerza paramilitar privada que ayuda a extender los tentáculos del Kremlin.
Destacan, en concreto, que Marruecos representa una amenaza seria para España a pesar del último restablecimiento de las relaciones. Prueba de ello fue la invasión por El Tarajal en mayo del pasado año, que cortó la conexión con Ceuta y Melilla. El país alauí aparece también detrás del espionaje con Pegasus.
Por si esto fuera poco, Rabat viene protagonizando una espectacular escalada armamentística, a la vez que ha establecido en España su más importante red de espionaje, con una treintena de agentes activos y cientos de colaboradores por todo el territorio.
Analistas consultados por ECD destacan que la inquietud en España tiene que ver sobre todo con la existencia en nuestro flanco sur de dos potencias regionales enfrentadas, Marruecos y Argelia, que se están armando apresuradamente. Y con la posibilidad de que estalle un conflicto bélico entre ambas, con las peligrosas derivadas que traería para España.
En este contexto podría enmarcarse el sorprendente cambio de posición sobre el Sahara que anunció hace unos meses el actual Ejecutivo. Estados Unidos y otros importantes miembros de la OTAN, como Alemania, ven ahora con buenos ojos conceder a Marruecos esa demanda histórica.
Posiblemente, el apoyo de España a las demandas de Marruecos en el Sahara habría permitido, como contrapartida, obtener la garantía de la Alianza Atlántica sobre los territorios españoles de Ceuta y Melilla.