Rusia y Turquía, según la prensa rusa, habrían alcanzado gracias a la mediación de la ONU un acuerdo preliminar para desbloquear la exportación de cereales ucranianos a través de un corredor marítimo en el mar Negro desde el puerto de Odessa. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, se ha ofrecido a ayudar a despejar la costa ucraniana de Odesa y a escoltar a los barcos ucranianos que portan el grano, propuesta que apoya el primer mandatario ruso, Vladímir Putin. Sin embargo, la agencia 'Bloomberg', que cita fuentes de la negociación, asegura que Ucrania rechaza el contenido del preacuerdo en su actual redacción.
Según la agencia, el plan diseñado por Moscú, Ankara y Naciones Unidas contempla desminar el mar en el entorno de Odesa y garantizar la salida segura de los barcos al mar Negro bajo los auspicios de la ONU. Pero Moscú exige poder inspeccionar los buques mercantes para evitar el tráfico de armas. Esta es una de las condiciones que Kiev, cuyos representantes no participaron este lunes en las negociaciones, rechaza de plano.
Ucrania teme además que neutralizar las defensas costeras de Odesa para permitir que las embarcaciones puedan cargar el grano dejaría desprotegido el puerto, a merced de un posible ataque ruso. A este respecto, Ankara confía en que la intervención de Naciones Unidas pueda contribuir a eliminar la preocupaciones de seguridad de las autoridades ucranianas.
Está previsto que este miércoles las partes se reúnan en Ankara en presencia del ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, para rubricar definitivamente el acuerdo. Sin embargo, este lunes no se sabía todavía si Ucrania enviará su delegación. A juicio de Tarás Kachka, viceministro de Economía y representante en el área del Comercio de Ucrania, «Rusia busca endosar a Ucrania la responsabilidad por la interrupción de los suministros». Según sus palabras, «el hecho es que la crisis alimentaria fue creada artificialmente por Rusia y sólo por Rusia».
El ministro de Exteriores ucraniano, Dmitro Kuleba, por su parte, ha declarado a través de Twitter que Rusia no es de fiar. Según su punto de vista, «Putin dice que no usará las rutas comerciales para atacar Odesa (...) pero también aseguró que no pensaba invadir nuestro país. No podemos confiar en Putin, sus palabras no valen nada».
La idea de Turquía, una vez despejado el mar frente al puerto de Odesa y garantizada la salida de barcos, es establecer un centro en Estambul para el control y coordinación de la carga. Pero, según estiman fuentes de la Presidencia turca, una vez se firme el acuerdo, «serán necesarias entre tres y cinco semanas para lanzar el operativo».
La 'operación especial militar' de Rusia en Ucrania está impidiendo que los cereales ucranianos lleguen a los mercados mundiales, lo que, además de provocar la subida de su precio, amenaza con provocar serias hambrunas en países del Tercer Mundo. De momento, el grano ucraniano se está exportando por ferrocarril hacia la Unión Europea.
Desde el inicio de la guerra el 24 de febrero, cerca de 22,5 millones de toneladas de cereales están bloqueadas en los puertos ucranianos. Ucrania es el cuarto exportador mundial de trigo y maíz con casi el 10 por ciento del mercado.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, afirmó este lunes que la cantidad de grano para la exportación bloqueada por la guerra podría triplicarse en otoño hasta llegar a los 75 millones de toneladas. Según declaró a los medios de comunicación, «ahora mismo están bloqueados entre 20 y 25 millones de toneladas de cereales, y este otoño esta cifra podría ascender a 70-75 millones de toneladas». «Necesitamos corredores marítimos y lo estamos hablando con Turquía, Reino Unido y la ONU (...) también con Polonia y los países bálticos para exportar el cereal en cantidades menores por ferrocarril», señaló.
En una entrevista al canal ruso 'Rossiya 24' emitida este fin de semana, Putin dijo que «no hay problemas con la exportación de grano desde Ucrania» y llamó además a «no exagerar» la importancia de Kiev en la seguridad alimentaria del planeta. Poco antes, durante un encuentro en Sochi con el presidente de Senegal, Macky Sall, el jefe del Kremlin insistió en que los problemas alimentarios a nivel global comenzaron «mucho antes» de la invasión de Ucrania.
A su juicio, «los problemas comenzaron a perfilarse ya desde febrero de 2020 durante la lucha contra las consecuencias de la pandemia de coronavirus». Putin culpó también del déficit alimentario a las sanciones que Occidente ha impuesto a Rusia. Según Putin, para normalizar la exportaciones de cereales haría falta levantar las sanciones a Rusia y dejar de suministrar armas a Ucrania. A este respecto, el jefe de la Diplomacia europea, Josep Borrell, cree que el presidente ruso «está utilizando el hambre como arma, para chantajear».