¿En qué se basa usted para sostener esa magia y espiritualidad del Rocío?
En la documentación existente y fehaciente de los hallazgos arqueológicos continuados de ex votos de estatuillas de terracota que son ofrendas a la divinidad.
¿Dónde aparecen esos testimonios arqueológicos?
A lo largo de todo el territorio del llamado parque natural de Doñana y, concretamente, en lo que hemos denominado santuario de Los Montes y en las antiguas ermita de la Rocina y en la ya desaparecida de Santa Olalla.
Pero tengo entendido que autores de la antigüedad situaron en ese territorio el santuario de la Luz dudosa, un culto vinculado a Selene, la luna…
Así es. El Rocío siempre fue un «locus amoenus», o sea un lugar ideal para el culto a la Divinidad. Y fue así porque en ese lugar se produce la magia, el milagro, elevaciones periódicas del agua en el antiguo pocito de la Virgen, en relación con los plenilunios primaverales, recreado por una sevillana: pocito de la Virgen siempre emanando/lo mismo que Tú Madre mía siempre escuchando…
En sus trabajos de campo, usted y su compañero, Manuel Carrasco, encontraron una estela tartésica que depositaron en el museo arqueológico de Sevilla. ¿Qué información nos dio?
Que es el primer texto epigráfico en lengua tartésica de nuestros antepasados «andaluces», datado en el siglo VII antes de Cristo. La descubrimos en 1978 y aún esperamos su traducción.
Más arriba me hablaba usted de estatuillas de terracota. ¿Qué tipo de estatuillas eran y qué finalidad tenían?
Solían ser Venus antropomorfas y algunas otras zoomorfas: caballos, bueyes, borregas…De época punicorromana. Y estaban destinadas a la fertilidad agrícola.
Si no me he informado mal, tengo entendido que, en ese mismo espacio se ubicaba un santuario denominado Regi Lares. ¿A quién se daba culto?
A todas las divinidades prerromanas: Astarté, Isis, Therón (rey mítico tartésico) que hoy persiste en el topónimo regatero de la zona.
También es curioso que en la Madre del Rocío se ubicaba las escalinatas del puerto romano de la zona, que hace dos mil años debería tener una orografía distinta a la de hoy.
Eran esteros que se adentraban, como en Híspalis, en la tierra gracias a los flujos y reflujos de las mareas, ideales para la navegación. El puerto al que usted alude estaba justo donde está hoy el inicio de la laguna de la Madre de las Marismas del Rocío.
Los restos de ese puerto romano ¿desaparecieron o continúan a salvo?
Un acaudalado hacendado de la zona en el siglo pasado lo extrajo del lugar original y lo colocó como escalinata de su Palacio del Acebrón. Este lugar es visitable dentro del circuito de Doñana.
Por cierto, podemos hacer arqueología fonética y peguntarle, ¿por qué en Villamanrique los rocieros son rocianos?
Porque es el adjetivo tradicional desde los tiempos más remotos, se denominaba así a las personas con una devoción a la virgen y que hacían el Rocío todos los años. Mi propia tita María Arenas me decía de pequeño: pero qué rociano eres.
Usted se ha llevado toda su vida vinculado a la hermandad rociana de Villamanrique. Durante ese tiempo investigó en archivos y bibliotecas aspectos antropológicos e históricos. ¿Cuál fue el que más satisfacción intelectual le dio?
El que encontré en un convento de clausura impreso de 1758, hecho en Sevilla, de la primitiva regla rociera de Almonte. También me dejó muy satisfecho mi libro 'Concordia y Hermandad'.
El Rocío fue un reservorio de caza y siempre hubo una tentación irreprimible de los señoríos por hacerse con su cuota de terreno.
Así es. Desde tiempo de Alvar Pérez de Guzmán, señor de Almonte, se fue adjudicando los terrenos pertenecientes a los pastos comunales de la ciudad de Sevilla en la marisma.
Creo que, incluso, el Alcázar sevillano tuvo su derecho de parte.
Efectivamente, el alcaide del Alcázar lo era también del Palacio de Lomo de Grullo, más conocido como Palacio Rey.
El terremoto de Lisboa destruye el primitivo santuario y lo pone en manos de la municipalidad de Almonte. ¿Ese hecho histórico marcará su futuro?
Sí, porque evidentemente, el patrón de la ermita será el Ayuntamiento de Almonte que, junto con la hermandad y la parroquia de la Asunción de Almonte, ordenarán todo los relacionado con la romería.
Dicen que el Rocío vertebra nuestra comunidad con más cohesión que la bandera, el himno y el estatuto. ¿Es exagerado?No, en absoluto. Es una seña de identidad muy viva de toda la comunidad andaluza. Y traspasa las fronteras sureñas, las nacionales y llega al mundo entero con la denominación de rocieros.
Ciencia y fe
Catedrático de Lengua y Literatura en jubilosa situación laboral, ha escrito quince libros y cerca de trescientos artículos de carácter antropológico y de religiosidad popular. Perteneció al grupo del seminario de investigación de Religiosidad de los Andaluces que dirigía Salvador Rodríguez Becerra. Ha estado vinculado desde pequeño a su hermandad de Villamanrique, de la que fue, por dos legislaturas, su presidente. En total, cincuenta años en la junta de gobierno. En 1986 descubrió la regla primitiva de la hermandad de Almonte. Y en su anecdotario brilla el caso de la humilde Casimira, a la que le tocó cuatro millones en la lotería y le donó uno a la hermandad.
Próximamente, saldrá a la luz, un libro que compendia la historia manriqueña y su área de influencia. En su corazón y en su cerebro, sin aparentes lesiones irreversibles, se llevan sin reticencias la ciencia y la fe.