En efecto, son docentes interinos que llevan trabajando en la enseñanza pública, de forma continua, encadenando contratos durante, en muchos casos, más de 5, 10, 15, 20,25 años, o incluso más, resulta que cuando les quedan pocos años para jubilarse se les quiere echar, porque no se está aplicando correctamente lo que dicen las sentencias del Tribunal de Justicia Europeo que supone hacerlos indefinidos o fijos.