Loewe ha reunido en París a los círculos más influyentes de la moda para mostrar las nuevas creaciones del diseñador británico Jonathan Anderson, que presentó una propuesta en la que mezcla futurismo y líneas clásicas.
Editoras, estilistas, compradores y alguna celebrity como la mexicana Adriana Abascal o los blogueros Gala González y Brian Boy, se desplazaron hasta los exteriores de la sede de la Unesco en la capital francesa.
Los asientos estaban envueltos en plástico, hasta las columnas de cemento habían sido cubiertas en un escenario muy cuidado y luminoso para ambientar el show.
En su tercer desfile para la marca, el británico Anderson volvió a apostar por el uso de nuevas técnicas y materiales para expandir los horizontes y conceptos de la marca, y al tiempo seguir creando tendencias.
El diseñador se plantó en el carácter orgánico de los materiales, en su búsqueda por no solo crear prendas, sino transmitir emociones y energía.
"Hemos trabajado muy duro en el desarrollo de las pieles y en las texturas -explicó a Efe Anderson tras el desfile-. Quiero que esta marca refleje la energía que a mí me transmite España".
Innovación pero también transparencias en algunos de los diseños más vistosos, con pantalones completamente transparentes que dejan ver las piernas, también en cinturones y chaquetas sobre diseños coloridos y hasta en los zapatos.
Prendas futuristas que combinan con otras muy clásicas como jerséis de punto, además de "total looks" de ante y cuero, piezas tradicionales de la casa de moda española.
Usó espejos para reflejar toda esa energía y la ilustración de gansos que se repitió en chaquetas y jerséis aunque también en un gran broche, fabricado en cristal de espejo, que adorna la solapa.
"Cuando salgo de fiesta en España veo a mujeres que realmente lo pasan bien, no hay barreras. Quería reflejar esto con espejos y con la tensión de materiales que sean divertidos; creo que eso tiene que estar en la ropa", dijo Anderson.
En los accesorios se vio el clásico Amazonas, el bolso de piel rectangular popularizado en los años setenta, pero también maxibolsos que se llevan colgados del hombro, en negro, burdeos o blanco, además de algunos modelos más pequeños con cadenas en el asa.
Un desfile efectivamente transparente donde predominó la luz del blanco y el beige y el plateado en un pantalón de piel de pata ancha, con algún que otro look en negro, amarillo y salmón.
Todo se opuso entre sí en esta colección de Loewe, donde Anderson transmitió sus inquietudes, sus miedos y su amor por el ambiente festivo de España.
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