Este domingo se cerró la Liga en una jornada en la que la clasificación para la Conference League y la lucha por la salvación fueron las batallas que acapararon las emociones de los aficionados.
Tras los descensos de Levante y Alavés en jornadas anteriores, tres equipos llegaron a su último partido inmersos en la pelea por la permanencia y el Granada fue, finalmente, el club que tuvo que dejar la Primera división, acompañando a valencianos y vitorianos. El conjunto andaluz, que era el que mejor lo tenía para sellar la permanencia, tocó fondo en Los Cármenes contra el Espanyol. Los rojiblancos empataron (0-0) mientras sus rivales por eludir es descenso (Cádiz y Mallorca) ganaban sus duelos y acababan celebrando la salvación.
Los granadinos tuvieron una ocasión de oro para salvar la categoría en el munuto 72, cuando el árbitro señaló un penalti en contra del Espanyol. El veterano Jorge Molina asumió la responsabilidad de ejecutarlo, pero su disparo se marchó fuera. Pese a los intentos a la desesperada hasta última hora por encontrar el gol de la salvación, el conjunto entrenado por Aitor Karanka terminó descendiendo a Segunda división después de tres años en la máxima categoría.
Final dramático y llanto desconsolado tras el pitido final, en las gradas y en el césped, donde Jorge Molina fue el jugador que se mostró más afectado. Un varapalo para un jugador que ha hecho historia esta temporada, convirtiéndose en el segundo futbolista con más edad en marcar en Primera división. A ese récord se añadían otros dos más: el más veterano en hacer un triplete y un doblete en la liga. A los 40 años, el veterano atacante rojiblanco ha vivido una tercera juventud a lo largo del curso y ha sido fundamental en su equipo, pero el domingo el fútbol fue injusto con él porque falló en el peor de los momentos. Un penalti que acabó condenando a un descenso. Los aplausos y el cariño que le mostró la afición al menos le sirvieron de consuelo.
