En el centro porteño, más específico, sobre la calle Lavalle; se encuentra el notable bar "Le Caravelle" fundado por inmigrantes italianos, que llegaron de sus tierras a Buenos Aires en barco. Hoy en día nos llevamos muchas de sus costumbres, y nos solemos deleitar con sus comidas y preparaciones, como es el caso de este cappuccino.
No es casualidad que el logo del bar, con su distintivo color azul intenso, sea la imagen de este navío. Dicho café porteño resiste al paso de los años, ya que se encuentra funcionando desde 1962 y es famoso por su cappuccino "alla italiana", con una espuma que se levanta hasta tres centímetros al borde de la taza.
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Se instaló en el barrio en 1962, en una época de gran esplendor de la zona: repleta de cines, restaurantes y bares. Entre Esmeralda y Maipú, a una cuadra de la Av. Corrientes; allí se encuentra este bar que desde su apertura nunca tuvo mesas y aún mantiene esta modalidad. Se puede tomar café parado, acodado en la barra o sentado en sus altas banquetas.
Incluso en la década del 60 muchos pasaban antes de ir al cine a tomarse un café. Allí se reunía la colectividad italiana a disfrutar de sus sabrosos cappuccinos. Y después de terminar la jornada laboral, los tanos volvían, impecables con sus trajes blancos y sombreros; en busca del aperitivo o whisky cuando caía la tarde.
Años más tarde, en 1978 se transformó en peatonal y en las épocas doradas entraba y salía gente todo el tiempo. En la barra se armaban hasta tres filas para beber las diferentes infusiones o cócteles. Los fundadores del bar, la familia Rocca le pusieron su impronta particular que luego lo continuaron sus hijos.
Angelito, como es conocido en el barrio, tiene 61 años y es oriundo de Tucumán (de Gastona Sur). En 1991 comenzó a trabajar en Le Caravelle y pasó por todos los puestos:
Lavacopas
Mozo
Cajero encargado
Hace 17 años se consagró como el barista del lugar
Él es el encargado de custodiar la técnica del emblemático cappuccino que se volvió popular en Buenos Aires y también por el mundo, ya que muchos extranjeros lo suelen filmar mientras lo prepara.
El café que ofrece el bar es un blend de la casa hecho con dos variedades de granos de Brasil. La técnica para preparar el famoso cappuccino es la siguiente: primero se coloca en la taza la espuma de la leche, luego el cacao blanco y la canela (si el cliente lo desea) y por último se levanta con el café.
La máquina de café tiene que estar a 60° y uno de sus secretos está en la espuma que mide aproximadamente 3cm al borde de la taza. Esta tiene que ser más espesa para que se mantenga y no se aplaste. Es por eso que es tan importante controlar la presión de la máquina para hacer la espuma y por supuesto la leche no se tiene que hervir.
El 30 de diciembre de 2016 el bar cerró sus puertas. Sin embargo, el 7 de marzo de 2017 regresó. La compraron nuevos dueños, quienes eran habitués de la cafetería y quisieron recuperarla.
En junio, en pleno confinamiento, abrieron otra sucursal en Puerto Madero (Juana Manso 1181), con variedad de tortas, facturas y cafés para llevar. La gastronomía italiana que ofrecen supo ganarse un lugar en el corazón de la Ciudad de Buenos Aires, sobre todo ofreciendo hace ya 55 años, el mejor café All'Italiana que la ciudad puede ofrecer.
