Las malas condiciones meteológicas que por estos días aquejan al continente blanco será la excusa para justificar la cancelación del viaje que el presidente Alberto Fernández pretendía hacerte este miércoles 25 de mayo a la Antártida. Sin embargo, en las consideraciones del jefe de Estado pesaron otros factores.
Con la cancelación del periplo que lo llevaría a una base científico militar para reafirmar la soberanía argentina en esa porción del globo terráqueo, el Presidente quiso calmar las quejas que le llegaron a su teléfono celular, de parte de varios clérigos, que lo esperaban acompañando el tradicional tedeum en la catedral metropolitana de Buenos Aires.
Fernández decidió conceder y acompañar la invocación religiosa por la Patria que cada año preside el arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de la Argentina, Mario Poli, sucesor de Jorge Bergoglio en la sede episcopal y próximo al retiro. La ceremonia tendrá lugar el miércoles desde las 11.
El cambio rotundo obedece no solo a la sugerencia de su secretario de Culto, Guillermo Oliveri, que cumpliera esa función también con Cristina Kirchner. La relación con la Santa Sede no corre en estas semanas por el mejor andarivel.
Prueba de ello es la imposibilidad de entrevistarse con el papa Francisco que le corrió en suerte al canciller Santiago Cafiero, que hizo escala en Roma semanas atrás, camino a la India. El jefe de la diplomacia argentina no logró entrevistarse con el obispo de Roma ni en el Palacio Apostólico, ni en Casa Santa Marta, su modesta residencia, a pesar de las gestiones de la embajadora ante el Vaticano, María Fernanda Silva, y el embajador ante Italia, Roberto Carlés.
Mejor le fue a otros dos hombres cercanos a la vicepresidenta. El ministro del Interior, Eduardo "Wado" De Pedro, sí pudo conversar a solas con el Santo Padre, gracias al acceso privilegiado que le gestionó el arzobispo de Mercedes-Luján, Jorge Scheinig.
También el gobernador de Chaco, Jorge Capitanich, mantuvo una audiencia con Francisco. Capitanich, cercano a Cristina Kirchner y en carrera para la Presidencia, participó del lanzamiento del Movimiento Educativo Internacional Scholas Occurrentes en Roma y allí logró un encuentro que en la Casa Rosada anhelaban incluso para el reciente viaje presidencial por Europa, pero que no pudo concretarse.
