El comisario jubilado José Manuel Villarejo sigue en su batalla contra la Audiencia Nacional para que le sean restituidos los materiales que le incautaron cuando se practicaron entradas y registros en su domicilio en noviembre del año 2017. Su última petición pretende recuperar una batería de cintas que según alega, tienen un «alto valor histórico». El juez aún no ha resuelto la solicitud, pero Anticorrupción tiene claro que la respuesta ha de ser negativa.
En concreto, la defensa del comisario había registrado un escrito en el que instaba la devolución de las «microcassettes» que se incautaron en su domicilio. Se trata de unas cintas de tamaño reducido, como las que se utilizan en las grabadoras de mano.
Llama esto la atención porque el comisario viene sosteniendo -la última vez el sábado en una entrevista en TV3-, que el no manejaba grabadora y que no es así como ha construido su célebre y comprometedora fonoteca,
sino que el Centro Nacional de Inteligencia activaba en remoto su teléfono móvil
para grabar con su «consentimiento» y luego le daba copia para su propia «tranquilidad» personal.
El grueso de los materiales incautados al comisario estaban en archivos digitales, pero también había cintas de diversos tamaños. Según informaron en su día fuentes de la investigación a este diario, los formatos de grabación y almacenamiento de audios que hallaron en su domicilio eran tan variados que ilustraban a la perfección la evolución de esa tecnología a lo largo de las últimas tres décadas.
Basta mirar las carátulas
Para Anticorrupción, no ha lugar a la petición del comisario tengan o no valor histórico esas microcintas que reclama al juzgado. «La simple lectura de muchas de las carátulas de estos microcassettes pone de manifiesto que su contenido guarda directa relación con la presunta actividad delictiva desarrollada durante años por el principal investigado José Manuel Villarejo cuando se encontraba como funcionario policial en activo en la Dirección Adjunta Operativa», dice en un escrito al que tuvo acceso ABC.
Añade que en otros casos, esas mismas carátulas avanzan que el contenido de las microcintas «podría estar directamente relacionado con sus funciones estrictamente policiales, en cuyo caso la conservación y depósito en su domicilio con posterioridad a su jubilación –en el mes de junio de 2016- carece de todas justificación».
«Y otras actuaciones obrantes en el procedimiento reflejan que el contenido de alguna de ellas pudiera contener evidencias de la comisión de delitos, razones por las cuales no procede la devolución de estos efectos, atendida su naturaleza de piezas de convicción», añaden además los fiscales.