El individuo nunca se opuso directamente contra la sociedad, pues ha estado y está inevitablemente dentro de ella. La individualización misma es un proceso social. No se opone, sino que se diferencia, se le da al individuo una importancia destacable, por motivos benéficos para sus conciudadanos o, en el peor de los casos, por todo lo contrario. La propia individualización es un cambio en permanente desarrollo de la comunidad. El individuo no se opone al núcleo comunitario, sino que es el resultado de una categoría social que permite al individuo tenerse por importante e, incluso a veces, por necesario.
Sin la sociedad tampoco hay individualidad. A lo largo de los siglos no ha sido fácil la convivencia entre la individualidad...
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