Donatella Rovera, del equipo de investigación de Amnistía Internacional que documenta la situación en Ucrania invadida por las tropas de Vladimir Putin, afirmó que cualquier jefe de Estado, dictador o general responsable de crímenes de guerra “tiene que saber que existe la posibilidad de que un día se encuentre delante de la justicia”.
“Ya no hay garantía de impunidad y eso es importante”, expresó la investigadora el viernes en un live “desde el terreno” presentado por la organización mundial pro derechos humanos.
Amnistía Internacional recuerda que desde que comenzó la invasión de Ucrania (mañana se cumplen tres meses), ha estado documentando violaciones de derechos humanos: “Tenemos pruebas de posibles crímenes de derecho internacional y testimonios de familiares de víctimas que han sido testigos de la crueldad del ejército ruso”.
Donatella, que habló acerca de lo que está encontrando y por qué es tan importante su trabajo para la defensa de los derechos humanos, contó de una mujer de 77 años de edad a quien soldados rusos le mataron a su hija, como han hecho con innumerables civiles en presencia de sus familiares. La madre tuvo que esperar la madrugada para enterrarla a escondidas en el jardín de la casa, como a las víctimas que sepultaron en terrenos de una iglesia en Bucha después de que -lo mostraron imágenes satelitales- los cadáveres permanecieron días a la intemperie. También se refirió a los bombardeos indiscriminados de las tropas de Putin contra objetivos civiles con armas prohibidas en el este de Ucrania. Un video muestra el recorrido de la investigadora por lugares donde por ejemplo los restos de dos edificios se confunden. Centenares de familias murieron en apartamentos y sótanos.
La investigadora contó asimismo del drama de los ancianos, personas con discapacidad y enfermas que se quedan solos en muchos lugares de la asediada Ucrania y deben compartir la poca comida y medicinas que tienen a mano, “porque la ayuda internacional no es suficiente y no llega a todas partes”. Dice que Ucrania y la Comunidad Europea están aprendiendo con esta guerra que es necesario ser más solidarios con los refugiados de otros conflictos bélicos en este atormentado mundo, como los de Yemen, Siria o Sudán.
Donatella, que se encuentra ahora en el Dombás, cerca de la línea del frente, donde hay fuertes combates entre tropas ucranianas y rusas, recoge testimonios gráficos y habla con testigos que no se conocen entre sí. Reafirma que el trabajo que está haciendo es para dar voz a las víctimas, “que el mundo sepa quiénes son los responsables de estos crímenes”.
Recordó el caso del expresidente de Sudán Omar al Bashir, que fue el primer jefe de Estado acusado por la Corte Penal Internacional. Es solicitado por el tribunal para que rinda cuentas por crímenes contra la humanidad y genocidio en la guerra de Dafur, en el oeste del país africano, que desde 2003 enfrentó a su régimen de mayoría árabe contra rebeldes de minorías étnicas que se consideraban marginados.
Tendrá que rendir cuentas. Lo mismo que el presidente de Rusia. Y hasta sus cómplices chavistas. “Venezuela está con Putin”, “nos vamos a restear cada vez más”, han declarado estos. Pero también deben responder por crímenes de lesa humanidad que investiga el tribunal de La Haya. Como les recuerda a todos Donatella, ya no hay garantía de impunidad.
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