Es común encontrar en Tik Tok esos videos en que cada persona se presenta ante la cámara al comenzar la fiesta con esa primera dosis de alcohol: “Hola, esta es mi primera copa”.
Minutos después aparece el mismo sujeto, o eso parece, pero en una versión desaliñada, repite la misma frase tras cuatro copitas y las palabras comienzan a arrastrarse una tras otra rumbo al presagio de una resaca, pero ¿exactamente qué le pasa al cuerpo al beber alcohol?
La Universidad Nacional Autónoma de México explica este proceso en una publicación, paso a pasito, con la cerveza como ejemplo:
En este proceso es clave el tipo de bebida por la graduación alcohólica que contiene: no es lo mismo un vaso de cerveza (4.5% Alc. Vol) que uno de Tonayán (licor de caña) (24% Alc. Vol.), los efectos serán más rápidos si bebes algo con alto contenido etílico.
De acuerdo con un artículo de NI Direct, “cuando bebes alcohol, no digieres el alcohol. Pasa rápidamente a su torrente sanguíneo y viaja a cada parte de su cuerpo”.
En esta manera, primero afecta el cerebro, luego a sus riñones, pulmones e hígado; sin embargo, hay varios factores que influyen en los efectos del alcohol:
El alcohol entra al torrente sanguíneo y ensancha los vasos, en consecuencia sientes calor, te sonrojas y hay una caída en la presión arterial.
Según el Ministerio de Sanidad del Gobierno de España, esta sensación de calor sucede porque con el alcohol se dilatan los vasos sanguíneos y la sangre se dirige hacia la superficie de la piel, sin embargo, en poco tiempo la temperatura interior del cuerpo disminuye y se siente más frío.
NI Direct detalla que el alcohol llega a partes del cerebro que controlan funciones del cuerpo, por ello afecta las acciones y la capacidad de tomar decisiones, influye en el ánimo y puede hacerte sentir deprimido o agresivo.
“A medida que aumenta la concentración de alcohol en su torrente sanguíneo, su comportamiento y funciones corporales cambian. Al principio, puede sentirse feliz y menos inhibido, pero después de varios tragos probablemente arrastras tus palabras, tienes visión borrosa, pierdes la coordinación”.
El alcohol es un diurético, es decir, aumenta la producción de orina, por ello vas tanto al baño, esto causa sed y deshidratación, así que aunque esa ‘chelita’ es el remedio popular habitual para refrescar cuando hace calor, en realidad no hidrata nada.
Cuando bebes con el estómago vacío, el alcohol pasa directamente al torrente sanguíneo, en cambio, si comiste algo antes, “la tasa de absorción de alcohol se ralentiza pero no se detiene”, expone NI Direct.
Según la publicación de NI Direct, el 20 por ciento del alcohol se absorbe en el torrente sanguíneo a través del estómago, el resto a través del intestino delgado.
Así, un poco de alcohol estimula el apetito porque aumenta el flujo de jugos estomacales, aunque una gran cantidad tiene el efecto contrario.
Dentro del cerebro hay un área llamada postrema que es la encargada de la presión arterial, el apetito y el reflejo del vómito.
Cuando el alcohol comienza a descomponerse se transforma en un químico llamado etanal y cuando hay demasiado de este compuesto químico en la sangre, la borrachera, el postrema manda señales al estómago para contraerse y vomitar como un método de defensa para tratar de eliminar todo lo que está afectando el funcionamiento correcto del cuerpo.
En promedio, el hígado tarda una hora en descomponer una unidad de alcohol, es decir, este es el tiempo necesario para convertirlo en agua y monóxido de carbono.
NI Direct apunta que no existe una forma inmediata de recuperar la sobriedad, solo el tiempo para que tu cuerpo lo procese.