El interés de la competición por la Palma de Oro se lo disputaban este domingo el director iraní nacionalizado danés Ali Abbasi y la actriz y directora Valeria Bruni Tedeschi, hermana de Carla Bruni y, por lo tanto, cuñada de Nicolas Sarkozy. En realidad, se lo disputaban no ellos sino sus películas, 'Holy Spider' y 'Les amandiers', que una transcurre en la ciudad iraní de Mashhad y la otra en esa tierra de nadie (y de todos) que es el escenario de un teatro.
'Holy Spider' no tiene la menor conexión con la anterior película de Ali Abbasi, 'Border', de argumento y sensibilidad excepcionales, de animalidad borgiana y francamente desagradable; en esta habla y a voz en grito de Irán, con lo cual no pudo rodarla en Irán, y su protagonista es Zahra Amir Ebrahimi, muy popular en la televisión de su país pero hace veinte años, pues salió escopetada de allí y vive en París. Total, que es una película de iraníes, sobre la realidad de Irán y desde una prudente distancia. Ya en su primera escena uno sospecha que no va a tener un gran estreno en Teherán -y pequeño tampoco-, pues se ve a una mujer semidesnuda y comienza una historia que es un thriller, un asesino de prostitutas y la investigación para atraparlo que hace una periodista por su cuenta y riesgo.
Aunque es un thriller, no es película de intriga, pues se conoce al psicópata desde el principio, un hombre casado, con hijos y con un cuelgue integrista que le llama a hacer 'limpieza' entre las mujeres pecadoras. En fin, lo de siempre, las voces que impulsan al tarado a matar, pero aquí justificado por la ley, la religión y la sociedad, que lo considera prácticamente un héroe. Abbasi coge esta historia, probablemente real, y la sitúa en el contexto significativo del 2001 y el 11-S, y no se preocupa gran cosa de otorgarle carga y tensión policial, sino carga y tensión al retrato social alrededor de esa mujer, periodista y descreída, a la que se puede tratar entre mal y muy mal. Lo que muestra la película no es solo un caso criminal, sino también un fresco terrible del interior de esas cabezas.
Les amandiers
Por otra parte, las cabezas de los personajes de 'Les amandiers' no parecen funcionar mejor; se trata de un grupo de jóvenes actores y su curso de interpretación en la Escuela de Patrice Chéreau y sus ensayos de la obra de Chejov 'Platonov'. Salvo las primeras escenas, en las que se están haciendo las pruebas de acceso, y hay un par de momentos interesantes, el resto es difícil de calificarlo (y por lo suave) de otro modo que molesto. Todo el grupo de jóvenes actores y profesores incluidos (a Chéreau lo interpreta Louis Garrel, y afortunadamente al director de escena se lo llevó la muerte y no tiene que verse aquí) son de un memo insufrible: gritones, llorones, de una promiscuidad conejera y de una fidelidad sin resquicios a lo pomposo y sin gracia.
Revoir Paris
En la Quincena de los Realizadores se proyectó una película francesa interesante, 'Revoir Paris', de Alice Winocour, y lo era porque ofrecía una mirada, un punto de vista especial a un asunto difícil de tratar. La historia se centra en la superviviente de un atentado terrorista en una cafetería de París en la que varios hombres, y al modo de lo que ocurrió en la discoteca Bataclan, entraron y dispararon a discreción y originaron una matanza. El interés de la película de Winocour está en el qué y el desde dónde se observa: no se mira a los terroristas, ni a lo policíaco, ni a la investigación o los discursos ideológicos o religiosos; se mira únicamente a la víctima y al resto de supervivientes, se contemplan y se examinan sus traumas, sus heridas más profundas y su incapacidad para recordar, reconocer, 'curarse', compartirlo con los demás… La directora, mediante esa actriz fantástica que es Virginie Efira, hace comprensible la tumba abierta que lleva encima alguien que ha sobrevivido a eso y sugiere otro paisaje, más conmovedor, más obligatorio, que el puñado de palabras tópicas que le dedicamos a ese negociado del terrorismo, como perdón, arrepentimiento, reconocimiento, sensibilidades…
