De vez en cuando me acuerdo de aquellos simpáticos animalillos que se suicidaban en masa cuando crecía su población o escaseaba la comida. Los lemmings, se llamaban. Tuvieron hasta un videojuego. Pero resulta que no, que todo aquello no fue más que un mito originado en un documental manipulado. Un bulo, diríamos ahora. A veces, sí, sufren caídas accidentales, pero no es verdad eso de que se tiran por un barranco cuando la necesidad apremia. Nos quitaron e ...