En Colombia, las encuestas son como las brujas: nadie cree en ellas, pero las hay. Y en todos lados asustan, como sucedió el viernes con las últimas publicadas previo al cierre de campaña este domingo. El susto no llega de la mano de una mayor intención de voto a favor del candidato que lidera las encuestas y promete un cambio estructural, Gustavo Petro, siempre por encima del 40%, sino de la incógnita sobre quién le disputará la presidencia al exalcalde de Bogotá en una muy posible segunda vuelta el 19 de junio.
El país daba por descontado, como también el candidato Federico Gutiérrez, que la pelea por la Casa de Nariño sería entre su candidatura de derecha –apoyada por el Centro Democrático, en el gobierno; el Partido Conservador, el cristiano Mira, Cambio Radical y eso que se llama el 'establishment'- y la del Pacto Humano, coalición de izquierda de todos los matices liderada por Petro. Pero las más recientes encuestas coinciden en que es Rodolfo Hernández, un outsider o aparecido en la política de grandes ligas, quien va ganado favoritismo y podría arrebatarle a 'Fico' ese boleto a una segunda vuelta. El país político está perplejo.
Las cifras de las encuestadoras coinciden en dos cosas: en que Petro mantiene la delantera con una intención siempre rondando el 40%, y en que Rodolfo Hernández, exalcalde de Bucaramanga, la quinta ciudad en importancia del país, ha crecido sostenidamente en intención de voto como líder de la coalición Liga de Gobernantes Anticorrupción.
La encuestadora Guarumo/Analítica le da a Petro un 37,9%, a Federico Gutiérrez lo mantiene en el 30,8% y a Hernández lo ubica en el tercer lugar con 20,3%, con la diferencia que ha aumentado su intención de voto en más de siete puntos frente al sondeo de abril. El Centro Nacional de Consultoría también proyecta un escenario similar, donde Petro tendría el 41%, y Hernández el 21,9%, con un aumento de 12% frente a la encuesta de abril, donde obtenía un discreto 9,6%. Y en la encuesta de Invamer, Petro baja al 40,6%, Gutiérrez asciende muy poco al 27,1% y Hernández nuevamente da un salto al 20,9% frente al 12,9% de abril.
A estas alturas nadie pensaba que Hernández ganara tanto impulso, con la posibilidad de que muchos votantes indecisos, que rondan el 14%, puedan inclinar la balanza a favor de «el viejito», como le dicen a Hernández (1945), y llegar así a la segunda vuelta contra Petro, a quien todas las encuestadoras aseguran que no se alzará con la presidencia el próximo 29 de mayo, pero tiene muchas opciones para llegar a la Casa de Nariño tras la segunda vuelta del 19 de junio si el contendor fuese otro y no Hernández, a quien solo lo aventajaría en tal escenario con un 5% de diferencia. Un margen muy volátil en este país y en cualquier elección.
Y ahí es donde surge nuevamente el temor a lo que vaticinan las encuestas: ¿y si el cambio llega de la mano de Hernández, del cual se sabe poco y quien igualmente ha evidenciado poco conocimiento del país? ¿Es suficiente ser el vocero anticorrupción y presentarse como un hombre de industria, millonario y quien financia su campaña para ser presidente? Al parecer, miles de colombianos darían su voto de castigo a la política tradicional, sea de derecha o izquierda, para decantarse por una verdadera incógnita. Inclusive Íngrid Betancourt decidió el viernes dejar sus aspiraciones presidenciales que no contaban ni con el 1% de intención de voto, para sumarse a la causa de Hernández, argumentando que es el único que puede «derrotar al sistema» y luchas contra la corrupción.
Sin embargo, la justicia colombiana lo investiga precisamente por acusaciones de corrupción durante su alcaldía (2016-2019), de la que se retiró antes de cumplir su periodo. Según la Fiscalía, el hoy candidato presidencial influyó en el otorgamiento de un contrato de consultoría que se estructuró con documentos falsos y que le supondría una millonaria comisión al hijo de Hernández. El próximo 21 de julio se inicia la fase final del proceso penal que la Fiscalía y la Procuraduría tienen contra Rodolfo Hernández por celebración indebida de contratos. Solo hasta entonces sabrán los colombianos si se presenta el exalcalde o el presidente electo.
