Las causas por las que el Villa de Pitanxo naufragó en aguas canadienses el pasado 15 de febrero siguen sin esclarecerse. El baile de versiones entre lo que defiende el patrón de la embarcación, Juan Padín, y lo que reveló el tercer superviviente del accidente, Samuel Kwesi, obligaron a la apertura de una investigación que sigue activa y que señala llamativas incongruencias en la declaración del patrón. Estas zonas oscuras en su relato de los hechos, que no coinciden con lo que se conoce de los minutos previos a que el barco se fuera a pique ni con lo narrado por algunos familiares, conducirán a Padín a declarar ante el tribunal de la Audiencia Nacional como único investigado el próximo 31 de mayo. Lo hará, informa Ep, ante el Juzgado de Instrucción número 2 de la Audiencia Nacional, después de que este tribunal diese por personados a varios de los familiares de las víctimas del peor naufragio de la historia española de los últimos cuarenta años.
Padín será el único de los tres supervivientes que declarará como investigado en la causa por la muerte de veintiún marineros, así que su sobrino, Eduardo Rial, y el marinero Samuel Kwesi declararán en calidad de testigos ese mismo día a partir de las 11.00 horas. Pese a que la Audiencia Nacional no se ha declarado competente para investigar el hundimiento del pesquero gallego, ocurrido a 450 kilómetros al este de Terranova (Canadá), este es un paso importante en la instrucción por los fallecimientos. Precisamente, la urgencia por avanzar en las pesquisas explica que este tribunal se encargue de los avances, pese a que los trámites para decidir quién es el juzgado competente siguen pendientes, y tendrá que ser el Tribunal Supremo quien lo señale finalmente.
Por el momento, ya se les ha notificado a varias familias de los fallecidos que han sido aceptadas como personadas en el caso, mientras que a la armadora del buque, Grupo Nores, y a la compañía aseguradora del mismo se les ha solicitado más documentación para que especifiquen las razones por las que son víctimas y no responsables subsidiarios del naufragio, por lo que no han sido personados. De cara a la declaración del próximo día 31, los abogados de las familias han solicitado el acceso a los expedientes del caso para preparar las declaraciones. Además, explorarán la posibilidad de intervenir a través de videoconferencia, para evitar desplazarse a Madrid.
En paralelo a estos avances, sigue sobre la mesa la principal reclamación de las familias, que insisten en que un robot descienda al pecio para conocer las causas reales del naufragio, mediante el análisis de sus aparejos. Según defienden, el barco es testigo mudo de lo sucedido aquella madrugada y esconde las claves de un accidente en el que los tripulantes apenas tuvieron margen de maniobra. Su insistencia en bajar a la embarcación abraza la versión de Kwesi, que reconoció presiones para ocultar lo que sucedió en el barco en los instantes previos al fatal accidente.
El marinero ghanés sostiene que el motor no se paró, sino que las maquinillas que recogen el aparejo dejaron de funcionar bien, lo que escoró el barco. Los marineros pidieron al capitán de manera airada que soltara los aparejos pero este, reprocha, se negó. Samuel subraya que en ningún momento el capitán dio orden de ponerse los trajes de supervivencia, aunque él y su sobrino sí los llevaban. Por su parte, la Audiencia Nacional resalta que el análisis de la velocidad del buque «suscita dudas» sobre la versión del capitán, acerca de la parada de los motores por avería, como causa determinante de la escora y posterior hundimiento del Villa de Pitanxo.
