Establecidos sus territorios a principios de la primavera, en el momento que termina la formación de su cuerna con la caída de la borra o descorreado, es un buen momento para ver a este pequeño cérvido que, entre lluvia y lluvia, sale a los pastizales a orearse o a comer los primeros brotes de las siembras que empiezan a apuntar tras los rigores invernales. El corzo valora tres cosas no muy distintas de las que elegiríamos muchos de nosotros, a saber: la pitanza, una pareja y refugio, aunque en esto último ha demostrado conformarse con poco. La explosión vegetal de mayo aporta al corzo alimento y cobertura y si consigue un buen territorio no le faltará la tercera pata del...
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