Teniendo tantas muertas y tantas desaparecidas, ?por qu? ella? Y digo tener, porque aunque sean cad?veres, una cruz y una oraci?n no bastan para lograr que se vayan al cielo, las tenemos aqu? a todas y pesan. No en balde son las muertas de M?xico, nuestras muertas. Algunos las tienen abrazadas, otros las cargan sobre la espalda, algunos m?s en la memoria o, peor a?n, en la conciencia, y muchos las tienen ah?, arrumbadas en la esquina de sus oficinas. Una encima de la otra esperando las 11 muertas que llegan cada d?a y que les caer?n encima levantando con su ca?da el polvo y los recortes de presupuesto escritos en papel milim?trico a l?piz, para que se borre m?s f?cil. Ah? est?n, al lado de la ventana, aunque eso no evita que huela mal la oficina, el Gobierno y el Pa?s. Ah? est?n, aguardando por las siete nuevas desaparecidas de cada d?a. Las desaparecidas que nadie encuentra, pero que tambi?n est?n ah? y tambi?n pesan. Por eso sorprende y me han preguntado tantas veces: ?por qu? entre tanta muerta sucede de pronto una historia que nos detiene? Como si con su peque?o pie inerte, Debanhi hubiera evitado que la puerta de la oficina se cerrara, impidiendo con ello que su historia y su vida se archive al pie de la ventana. ?Qu? fue? ?Por qu? el caso de Debanhi nos detiene?
La foto. Es la foto la que nos atrapa y nos acerca a ella m?s que a otras, m?s que a tantas. Una foto tomada unos minutos antes de su muerte. Y es que hay tantas fotos de muerte: sangrientas, brutales, crueles; la diferencia es que esta es de un instante antes de su muerte y es hermosa y es apacible y es suave. Lo que M?xico pudo ser y no es. Debanhi bonita, de perfil, a mitad de la carretera, fundiendo su cuerpo con el paisaje de la madrugada. Su bolso negro convertido en parte de la noche, su pantal?n amplio color caf? y su peque?a blusa blanca ya disueltas en un presagio subrayado de maleza muerta a la orilla de la carretera. Debanhi valiente, sola a mitad de un camino solo. Abrazada a ella misma sencillamente para hacerse compa??a. Qu? ganas de que alguien hubiera pasado por ah?. Ven Debanhi sube, yo te saco de esta foto. ?Por qu? ella? Por su foto viva minutos antes de morir. Porque en esa foto parec?a tan f?cil evitarlo y no pudimos, no fue as?.
El pap?. Es tambi?n por el pap? de Debanhi. Tantos a?os viendo a madres llorando, buscando hijas. Madres buscadoras con palas. Madres sin hijas. Y en este caso, se trata del padre. Qu? falta nos hacen los hombres para ayudarnos a buscar, abrir las puertas de esas oficinas y sacar a todas nuestras ni?as. Qu? falta nos hacen los hombres para ayudarnos a exigir que ya no tengamos que buscar.
El Presidente. Y es tambi?n por el Presidente que no entiende ni escucha a las mujeres. Que para no hacerse responsable hace pol?tica con Debanhi y dice que la causa de su muerte y de todas las desapariciones y muertes es de los de antes, ?del neoliberalismo? y de que hayamos olvidado el ?sistema de valores inspirados en nuestras culturas y antiguas civilizaciones?. Dan ganas de llorar.
Y seguiremos llorando porque ma?ana tendremos 11 nuevas muertas y siete desaparecidas. Habr? que pedirles que las lleven a la oficina del Presidente, quiz? de tanto mirarlas, entienda; pero que las pongan junto a la ventana para que les d? el sol y no se mueran de fr?o.
@olabuenaga