El encarecimiento del coste de la vida que ha traído consigo la vuelta a la actividad tras el parón impuesto por la pandemia se ha convertido en una de las principales amenazas para la ansiada, y de momento aún incierta, recuperación. La subida disparada de los precios no solo ha agujereado la cesta de la compra de las familias, también impacta en partidas vinculadas al IPC, como las pensiones, y añade presión en otras, como los sueldos, dibujando un escenario perfecto para la conflictividad laboral.
Los sindicatos ya han avisado de que darán la batalla por mantener un poder adquisitivo de los trabajadores que consideran ya muy limado. Por su parte, los empresarios miran a la escalada de precios con...
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