El Consejo General de Economistas (CGE) alerta sobre el peligro de una inflación estructural en nuestro país. En el mes de diciembre, el Índice de Precios de Consumo (IPC) se incrementó de nuevo hasta el 6,7%, el mayor aumento en los últimos 30 años, por la subida del precio de la electricidad y de los alimentos.
No obstante, la inflación subyacente (que no tiene en cuenta los prodcutos energéticos ni los alimentos no elaborados) aumentó cuatro décimas respecto al mes anterior, hasta el 2,1%, algo que "preocupa" a los economistas, pues desde el mes de junio, que era del 0,2%, "está registrando subidas considerables todos los meses".
"El aumento de los precios de los productos energéticos está siendo repercutido por parte de los productores, lo que está influyendo en los precios del resto de los productos. Esto hace que el incremento de la inflación ya no sea coyuntural, sino que, en parte, sea estructural", señalan.
Los expertos del CGE advierten de que este encarecimiento generalizado de los bienes, unido a que los salarios están creciendo a un ritmo inferior, podría provocar una contracción en el consumo y lastrar el crecimiento del primer trimestre de 2022.
Advierten de que puede provocar una pérdida de competitividad en las exportaciones
Además, puede acarrear una pérdida de competitividad en las exportaciones si el diferencial con los principales mercados se ensancha. Los economistas recuerdan que el crecimiento del IPC de la zona euro en noviembre fue del 4,9% mientras que el de España fue de 5,5%, es de decir 6 puntos más.
También ponen el foco en el impacto que la inflación puede tener en el tejido empresarial español, conformado fundamentalmente de pymes muy sensibles al incremento de los costes y con apenas colchones para sobrevivir a las incidencias.
"Por ello, puede que no sea el mejor momento para afrontar una subida de los costes laborales, vía incremento del salario mínimo interprofesional o vía cotizaciones sociales, dado que muchas de estas empresas tienen difícil su viabilidad", explican.
El CGE mantiene un incremento del Producto Interior Bruto (PIB) en 2021 en 4,7%, a pesar de que el Instituto Nacional de Estadística (INE) haya revisado al alza el crecimiento del del tercer trimestre del año desde el 2% que se había adelantado a cierre de octubre hasta el 2,6%, lo que supone un aumento de seis décimas.
Los economistas justifican su dato en que se estima un crecimiento inferior en el cuarto trimestre lastrado por la sexta ola de contagios covid. "En el cuarto trimestre, en el que se esperaba un cierto repunte de la actividad, la nueva variante Ómicron está provocando bajas laborales, personal confinado, y la adopción de medidas restrictivas relacionadas con el ocio, que hacen que la actividad económica se esté contrayendo", señalan.
Por ello, se espera que el crecimiento del último trimestre del año se sitúe entre el 1,8% y el 2%, y 2021 cierre con un crecimiento en torno al 4,7%. En el primer trimestre de 2022 se espera que el crecimiento sea plano, debido en parte a la falta de inercia de este último trimestre de 2021 y al elevado incremento del IPC.
