En estos primeros días del año, donde todos fijamos la mirada en los buenos deseos, injertados de esperanza, será fructífero que nos abramos a la verdad, bajo el lenguaje del sincero diálogo, la reconciliación y la solidaridad. Por tanto, comencemos volviendo nuestra contemplativa hacia nosotros mismos, pongamos voluntad en los auténticos quehaceres cotidianos, que lo substancial en esta vida es trabajar el corazón, dar asistencia y existencia a nuestros impulsos.