El volcán de La Palma ha reactivado una colada del sur, que sufre un desborde en la montaña de Cogote y avanza «lenta» al camino de La Majada, donde ha engullido bastantes edificaciones y ha ralentizado su capacidad destructiva.
El director técnico del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca), Miguel Ángel Morcuende, ha informado que el principal aporte de lava fluye por tubos lávicos, principalmente en las coladas 7, 8 y 10, «escasa» en comparación a días anteriores.
La portavoz del comité científico, Carmen López, ha señalado que el proceso eruptivo está lejos de la estabilidad persistente necesario para hablar de una fase final de la actividad, ya que debe llegar a «niveles bajos y muy bajos» y estos valores ser «persistentes y estables» mientras ahora está en altos. Ha disminuido la sismicidad y ha revertido la deformación del terreno registrada ayer en la estación LP03, a la vez que ha bajado la emisión de dióxido de azufre pero sigue avisando de disponibilidad de magma, por lo que no se puede hablar de una finalización a corto plazo de la actividad eruptiva.
La superficie afectada por la lava es de 1.146 hectáreas, 2 más, y hay 350 hectáreas afectadas de cultivos, 1,53 más, de las que 217,37 corresponden a plataneras, 61,2 a viñedos, y 26,72 a aguacate.
Además, hay 412 hectáreas de plataneras, 128 de viñedos y 84 de aguacates, afectadas por ceniza.
Tal y como informaba ayer la UME, Carmen López ha confirmado Carmen López la localización de una fisura con hundimiento central en dirección norte sur a unos 100 metros de distancia y al sur del edificio central del volcán, donde no hay emisión de gases ni otros observables.
La calidad del aire ha oscilado en niveles entre razonablemente buenos y regulares, y la concentración de partículas PM10 ha empeorado, si bien se debe a la entrada de un frente de aire sahariano con calima.