Que sí, que Laura Borrás, presidenta de la cámara catalana, le ha rugido a Lidia Heredia, conspicua separata que entrevista a gente en la cadena. Y le ha dicho que TV3 intoxica, a propósito de los mails por los que se la juzgará en breve por presuntos delitos de prevaricación, falsedad documental y malversación. Cómo se ha puesto la Woman in Yellow con Heredia, que estaba la moza que no daba crédito. Solo le ha faltado decir “Oiga, que soy de los suyos, no me pegue que estoy estudiando”. Borras los ha acusado de intoxicar, de que si los emails estaban manipulados, de por qué le preguntaban por eso. Y, en todos sus estados, le ha dicho a la entrevistadora que consideraba muy grave exhibir unos correos que daban alas a, sic, “La intoxicación del estado”.
A la Borrás podrían caerle veinte añitos de trullo, aunque con Pedro Sánchez igual queda reducido a indulto junto a un ramo de flores y una tarjeta con Snoopy enarbolando la estelada. Pero, en fin, que la señora tiene derecho a defenderse y negarlo todo. Ahora bien, de la misma manera el entrevistador tiene derecho a preguntar lo que juzgue oportuno sin tenerse que ver zarandeado. El clímax ha llegado cuando ha salido el burdo intento de anular el artículo del parlamento autonómico que imposibilita a un diputado seguir ocupando su escaño en caso de estar imputado por presunta corrupción. ¡Uy que le ha dicho con lo del artículo! De entrada, echándole más valor que el toro que mató a Manolete, la Borrás ha respondido que no toleraría que se centrase en ella esa reforma del reglamento por ser “Absolutamente impropio”.
El clímax ha llegado cuando ha salido el burdo intento de anular el artículo del parlamento autonómico que imposibilita a un diputado seguir ocupando su escaño en caso de estar imputado por presunta corrupción
O sea, que lo proponen por los diputados esquimales. Digo yo. Y ha sacado el pañuelito tan propio de esta tropa argumentando que todo esto no es más que la “voluntad malintencionada de intentar aparentar cosas que no son”, y que tanto Junts, su partido, y Esquerra habían acordado modificar el citado reglamento para proteger mejor a los miembros de la cámara. O sea, a ellos, porque a los demás ya les pueden ir dado tortas con pan pintado. Que cuando a Jordi Cañas se le quiso meter en un fregao del que se aprovecharon propios y extraños, Jordi, diputado por entonces, presentó su dimisión.
Y no vi a ningún separata decir que hombre, hasta que alguien no tiene una sentencia en firme no hay que precipitarse y que el derecho a la presunción de inocencia es la base de cualquier sistema jurídico democrático. Pero Borrás, a la que recuerdo descriptiblemente contenta cuando Jordi abandonó escaño y carrera política en Cataluña, seamos sinceros, ahora no quiere que la consideren inocente tan solo, lo que quiere es que no se hable de lo suyo y que, si se hace, sea para decir que el estado es censor, vengativo, cruel y más malo que el Dr. No con migraña. Borrás, se queja. Borrás dice que es el estado. Borrás dice, por decir, que incluso TV3 conspira contra ella.
No con migraña. Borrás, se queja. Borrás dice que es el estado. Borrás dice, por decir, que incluso TV3 conspira contra ella
Pero calla como una puerta cuando se le dice que solo Junts votó la reforma del artículo, porque hasta ERC y las CUP dijeron que ja n’hi havia prou, que ya basta. Así las cosas, tras el escándalo que expliqué el otro día acerca del programita en el que dos pavos hacen mención a las felaciones de doña Letizia y su la Infanta Leonor, Vicent Sanchis, director de la moderna versión de la pensión Lolita, ha dicho estar hasta el 'pirri'. Ha sido en la emisora de Godó. Interrogado acerca de qué carajo es el 'pirri', ha dicho que pirri es en su Valencia natal un peto que se ponen en el campo.
Respiramos aliviados. Ya sé que compensa estar sentado en el despacho de Sanchis, pero cuando los que has defendido a capa y espada te atacan, es momento de empezar a plantearse si ponerse a trabajar de verdad no sería mejor para la salud.
Los puñales entre puigdemontianos y republicanos van que ríanse ustedes de Capuletos y Montescos, y quien pasa por ahí acaba siendo víctima colateral. En este caso, Heredia y Sanchis han sido los receptores de las puñalás traperas. Cuando un régimen dictatorial cae en decadencia, y Cataluña es una dictadura disfrazada de democracia, no lo duden, los dirigentes se matan entre ellos.
Y acaban hasta el pirri todos con todos.