La Conferencia Episcopal ha publicado este martes su propuesta de currículo para la asignatura de Religión para las etapas de Infantil, Primaria y Secundaria. Lo hacen en el marco de la elaboración de los currículos de cada asignatura que forman parte de la 'ley Celaá', aprobada en diciembre, y que se aplicará en las aulas cuando ya están elaborados los llamados reales decretos de currículo básico o enseñanzas mínimas, que determinan cómo se impartirán las asignaturas de las distintas etapas educativas.
En el borrador de currículo, los obispos plantean la enseñanza de la Religión Católica como una herramienta esencial para «el diálogo y la convivencia respetuosa en una sociedad democrática cada vez más plural». Siguiendo el espíritu de la Lomloe, los prelados proponen las «competencias» que los alumnos deberán adquirir con el cursado de esta materia, que es de oferta obligatoria para los centros pero optativa para los alumnos.
Entre esas habilidades el borrador plantea en el caso de Educación Infantil que los niños avancen, entre otras muchas cuestiones, «en el desarrollo de su afectividad, el reconocimiento de la plena igualdad entre niños y niñas, y la adquisición de hábitos de vida saludables que pueden fortalecerse desde la visión cristiana de la vida».
En Primaria, el borrador de currículo propone que los alumnos adquieran «hábitos para el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la mejora de la convivencia y el cuidado del planeta». Se plantea también que «tomen conciencia de las situaciones sociales injustas y desarrollen atitudes de solidaridad y misericordia para crear entornos de convivencia agradable e inclusiva».
Además establece que los niños entre los 6 y los 12 años aprendan a «reflexionar sobre situaciones vitales y dilemas morales que plantean preguntas existenciales para la persona y sean capaces de apreciar la experiencia religiosa como elemento fundamental en la construcción del propio ser».
En un clima cultural que propicia la igualdad, los obispos proponen asimismo que los alumnos «descubran el mensaje de Jesús de Nazaret en favor de la igualdad; el reconocimiento del papel de las mujeres en la Biblia y la relación de los derechos humanos con el Evangelio».
Con el objetivo de que los estudiantes «aprendan a habitar un mundo plural y diverso», los prelados plantean que la asignatura les ayude a «desarrollar respeto por la multiculturalidad y la diversidad religiosa» y que «sean capaces de apreciar y analizar obras de arte, composiciones musicales, y construcciones arquitectónicas representativas de otras culturas y religiones».
El currículo de Religión Católica lo elabora la Conferencia Episcopal de acuerdo con los Acuerdos del Estado con la Santa Sede. Luego, tienen que presentarlo al Ministerio de Educación para comprobar que se cumplen los requisitos en cuanto al formato marcado por el departamento de Pilar Alegría. En este caso, la CEE ha abierto un proceso de consulta públicas de los borradores de currículos de Religión para que todas la comunidad educativa o, incluso, particulares puedan enviar propuestas o sugerencias. El de Bachillerato se dará a conocer, aseguran en su página web, cuando el Ministerio de Educación publique el borrador correspondiente a esta etapa.
Con la nueva norma la asignatura deja de ser evaluable y ya no cuenta con una materia espejo. El objetivo de los obispos es que la Lomloe pemita construir «un currículum estable» de la asignatura de Religión en el que se aprecie la educación en valores y la dimensión espiritual como parte central de la formación integral de los alumnos. «Sería necesario que la ley reconociese un ámbito de educación en valores y creencias y que las creencias de la sociedad se respetaran en la escuela», ha aseguradon en reiteradas ocasiones el secretario general y portavoz de la CEE, monseñor Luis Argüello.