El expresidente del F.C. Barcelona Josep Maria Bartomeu se ha desvinculado este lunes antes la jueza de la campaña en redes sociales contra sus críticos y de la lista negra de periodistas ejecutada por el conglomerado empresarial I3 Ventures por encargo del club.
Bartomeu ha declarado este lunes como investigado a raíz de la querella por injurias que le interpuso el empresario Jaume Roures, uno de los empresarios, jugadores y entrenadores que fue objeto de una campaña de desprestigio en redes sociales elaborada por I3 Ventures, dirigida por otro imputado en la causa, Carlos Ibáñez. Roures ejerce la acusación particular en la causa.
La cuestión clave del caso es determinar si Bartomeu encargó los servicios de I3 Ventures a sabiendas de que implicaba una campaña de desprestigio contra sus opositores y si en realidad el expresidente confundió la defensa de sus intereses personales con los del club, algo que desmiente la defensa del expresidente, que ejerce el letrado José María Fuster–Fabra.
Según ha explicado el letrado a la salida de la declaración, el expresidente no tuvo conocimiento de los tuits contra los críticos hasta recibir la querella de Roures, y con Ibáñez "solo habló una vez". Fuster–Fabra también ha defendido la contratación de los servicios de I3 Ventures porque "no sabían lo que ocurría en redes sociales", si bien lo ha desvinculado de los tuits críticos, ya que según su versión su trabajo era únicamente controlar lo que se decía del club en redes.
Al haber realizado una breve declaración, de solo diez minutos, Bartomeu ha orillado la cuestión más crítica del Barçagate, los fraccionamientos de contrato para pagar a I3 Ventures. El club llegó a camuflar pagos a I3 Ventures como gastos de La Masia, el centro de formación para jugadores jóvenes del Barça.
