«Para referirnos al volcán lo llamamos siempre ‘Iddu’ (él). Lo consideramos y lo denominamos también como el ‘gigante bueno’. Se convive con él y se confía ciegamente. 'Iddu' es uno más en la isla, forma parte de la familia también porque representa nuestra riqueza. Hablemos claramente: por él los turistas vienen a Estrómboli durante todo el año», comenta a ABC Bartolino Leone, director de 'Il notiziario delle isole Eolie', periódico local del archipiélago de las Eolias, que sigue con atención también las noticias del volcán de La Palma.
¿Cómo te las arreglas para vivir junto al volcán? ¿No tienes miedo? ¿Qué te obliga a vivir al lado de un volcán que está en permanente actividad? Estás son las preguntas que más escuchan los habitantes que están cerca de los volcanes y muy en particular unos 400 ciudadanos de Estrómboli (pueden alojarse unos 5.000 en verano), una de las más bellas islas del espectacular archipiélago volcánico de las Eolias, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, situado al norte de Sicilia, en el mar Tirreno. Con una superficie de 12,6 kilómetros cuadrados, sobre la isla de Estrómboli emerge el volcán homónimo, uno de los volcanes más activos del planeta. Durante al menos 2.500 años es permanente su actividad eruptiva.
El volcán Estrómboli se eleva 924 metros sobre el nivel del mar, pero su altitud desde el piso oceánico es de 2.000 metros. Sus fuentes de lava y fuego pueden ser vistos desde lejos, sobre todo en la noche. Por esta razón, Estrómboli es llamado 'el faro del Mediterráneo' y fue visto como un amigo por griegos y fenicios, romanos y cartagineses.
El volcán Estrómboli tiene una actividad en paralelo con el Etna. Ambos han marcado de forma indeleble y aún lo siguen haciendo la historia de Sicilia y del archipiélago de las Eolias.
La misma familiaridad y respeto que se tiene en Estrómboli a su volcán se la expresan al Etna los sicilianos. Curiosamente lo llaman en femenino: 'Idda' (ella), porque la referencia es la Montaña, que se percibe como una madre, la madre naturaleza, a la que aman los sicilianos porque impone su majestuosidad y belleza. 'Iddu' e 'Idda' viven como en simbiosis, como dos gemelos, rodeados de leyendas. «Cuando hay erupción en el Etna, responde Estrómboli, y viceversa –cuenta Bartolino Leone–. De hecho, las actividades de los dos volcanes se definen como estrombolianas [el volcán estromboliano, como es también de La Palma, se caracteriza porque sus erupciones explosivas no son continuas y no emite lava de forma continua]. En Estrómboli la erupción de lapilli incandescentes y el magma termina a lo largo de la ‘Sciara del Fuoco’ [arroyo del fuego]. Luego este río de lava llega incluso al mar, por lo que se convierte en un espectáculo realmente increíble que atrae a miles y miles de turistas de todo el mundo cada año», explica Leone.
La isla de Estrómboli y su volcán han sido evocados por la literatura y el cine. Se hizo especialmente célebre en los años cincuenta después de que Roberto Rossellini rodara 'Estrómboli: Tierra de Dios' (1949), con Ingrid Bergman, su compañera durante años. Aquí nació su ardiente amor. Todavía hay placas y fotos en la isla para recordar episodios de la película, y el local más famoso es el bar Ingrid. Mucho se ha hablado también de Estrómboli por ser residencia veraniega desde los años noventa de Dolce&Gabbana. Los dos estilistas han organizado aquí grandes fiestas y han acogido a personajes famosos, entre ellos Madonna, Naomi Campbell y Tom Cruise.
«Madonna hablaba –como todos- con 'Iddu'. Lo oyes hablar [el volcán], y cuando se calla estás deseando que vuelva a hablar con sus erupciones. El volcán te transmite energía, poder. Nunca hemos sentido miedo. Tom Cruise pedía cada día hacer una excursión. Y todos enloquecían, naturalmente, por la excursión vespertina con un barquito hacia la otra parte de la isla para contemplar la ‘sciara di fuoco’, el arroyo de fuego, antes de la habitual partida de cartas», contaron Dolce y Gabbana cuando hace un par de años pusieron en venta, por seis millones y medio de euros su magnifica villa, que se extiende en poco más de 500 metros cuadrados, de los que 235 se corresponden con la vivienda, que tiene 7 habitaciones, cada una con un color diverso; y 300 metros cuadrados para jardines y terrazas y una playa privada.
La pusieron a la venta casi en coincidencia con la una erupción violenta del volcán Estrómboli, iniciada el 3 de julio 2019, causando una víctima. «Era como estar en el infierno, con una lluvia de fuego que caía del cielo», dijo entonces el párroco de Estrómboli, Giovanni Longo. El religioso ha repetido siempre, y así lo sigue diciendo hoy, que «nunca tuve miedo del volcán, ni tampoco los isleños».
Así lo confirma la realidad actual de Estrómboli. La pasión que despierta la isla y su volcán es más fuerte que el posible temor a una eventual violenta erupción. De hecho, la villa de Dolce y Gabbana se vendió en diciembre del 2020 casi por el mismo precio al que se puso a la venta: seis millones de euros. Fue adquirida por un empresario italiano.
El coronavirus no ha frenado el turismo hacia la isla. «Este verano tuvimos un 'boom' turístico sin precedentes en todo el archipiélago de las Eolias y en Estromboli, en particular. Estamos llenos de turistas. Las previsiones siguen siendo muy buenas para octubre y hasta mediados de noviembre», nos explica Bartolino Leone. Por su experiencia nos describe la emoción que sienten los turistas que se acercan a contemplar la belleza de Estrómboli: «Actualmente solo es posible escalar el volcán hasta 400 metros de altura. Obviamente, los excursionistas siempre deben ir acompañados por guías especializados. Por otro lado, cuando la actividad volcánica es menos intensa, entonces los excursionistas, siempre con guías, pueden llegar hasta lo alto del cráter, alcanzando una altura de 900 metros. Yo lo hice dos veces y es un espectáculo en el espectáculo, especialmente cuando tienes la suerte de presenciar de cerca las explosiones».
Aparte de los 'escaladores' del volcán, Estrómboli ve también la invasión de un turismo rápido que visita la isla durante unas horas y no pernocta. «En verano –explica Leone- la isla es invadida por barcos que organizan las excursiones, cargados con unos 300 turistas. Llegan por la mañana y luego se van por la tarde. Vienen desde Calabria y Sicilia. Esta peregrinación de excursionistas es impresionante, lo que ha motivado la intervención de asociaciones locales, para que se regule esta gran afluencia, porque la isla es pequeña».
En Estrómboli la palabra miedo parece desterrada. Nadie quiere oírla pronunciar. «¿Miedo? Absolutamente no -responde Leone-. Porque la gente de la isla está acostumbrada a verlas de todos los colores. Se convive tranquilamente con el volcán, que es uno de lo familia y representa un gran atractivo».