Cada mañana, desde la madrugada, comienza un desfile de tazas de café en las cocinas y calles de México. El día inicia en el fondo de las ollas de barro con un toque de canela, las prensas francesas, cafeteras americanas o italianas, termos acelerados que se toman en pausas, o bien, en cafeterías, puestos y carritos que ofrecen un poco de insomnio líquido con su inseparable pan recién salido de los hornos.
Según datos de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural del 2020, el café es la bebida más consumida en el mundo, después del agua, y se estima que el consumo internacional diario es de 2 mil 250 millones de tazas de café. Al año, una persona mexicana bebe cerca de 1.6 kilos.
Todo nace con un café, un trabajo, una charla, un libro, incluso revoluciones, ¡hasta la Revolución Francesa nació entre tertulias de cafeína! Y no es una casualidad que esta bebida propicie la concentración, el diálogo y nos ponga alertas.
¿Qué es lo que le sucede al cuerpo con el café?
La cafeína que contiene el café es un principio activo llamado xantina.
La doctora Mónica Méndez Díaz, académica del Departamento de Fisiología de la Facultad de Medicina, describe que ésta actúa en el sistema nervioso y, según la sensibilidad de cada cuerpo, produce efectos de placer o repudio.
“Facilita la liberación de catecolaminas (hormonas producidas por las glándulas suprarrenales en el sistema nervioso), y promueve la liberación de dopamina, que el cerebro identifica como una sensación agradable”, describe en un artículo de la Gaceta de la Facultad de Medicina de la UNAM.
No obstante, también hay algunas personas en las que el efecto provoca ansiedad por el aumento de frecuencia cardiaca y respiratoria.
De acuerdo con la doctora Mónica Méndez, la cafeína, además, produce un estado de alerta, pues bloquea la adenosina, sustancia que facilita la instalación del sueño, aunque cada organismo es diferente y hay quienes reaccionan de manera diferente al café.
“Si haces ejercicio y tomas una taza 10 minutos antes de empezar, el metabolismo se acelera y la percepción de cansancio y de esfuerzo disminuye”, agrega.
Asimismo, según otras investigaciones, la cafeína activa neuronas de la médula espinal, llamadas axones, las cuales se relacionan con las terminaciones nerviosas y estimulan la producción de adrenalina.
De acuerdo con la Revista Europea de Nutrición, el café es rico en compuestos como polifenoles, cafeína, diterpenos, melanoidinas y trigonelina, capaces de estimular la actividad cerebral.
Por ello, mejora la concentración, la memoria y la capacidad de aprendizaje.
Por su parte, Victoria Aupart, quien ha dedicado diversas investigaciones al café desde el punto de vista de la historia, ha explicado que la cafeína provoca una lucidez inusitada que otras bebidas no contienen y representó una revolución en el desayuno porque antes las personas iniciaban el día con alguna bebida alcohólica, lo cual propiciaba que la ebriedad desde muy temprano.
De acuerdo con la doctora Mónica Méndez, el café tiene efectos diuréticos, aunque estos no se presentan en los consumidores frecuentes.
Aunque no se trata de una sustancia peligrosa, se desaconseja para embarazadas, personas con trastornos cardiacos o gástricos.
Cuando se ingiere en grandes cantidades puede causar la muerte, pero “para ello se necesitaría tomar unas 200 tazas de café, 500 latas de refresco de cola, o 50 kilos de chocolate en el menor tiempo posible”, puntualiza.
La doctora recomienda que el café se beba antes del mediodía, puesto que se metaboliza en cinco o seis horas.