El automovilismo es una actividad de machos alfa, de rudos hombres que se juegan sus vidas conduciendo máquinas que dan miedo hasta sus límites, mientras eso ocurre sus mujeres suspiran desde las gradas y los hijos sufren nerviosos mientras el padre de familia lucha en el ruedo.
Esto es posiblemente lo que mucha gente piense de las carreras de coches y hasta hace relativamente poco, aunque exagerado, tenía algo de real.
El automovilismo ha cambiado en los últimos años, ya es habitual ver chicas compitiendo en las carreras, pero ahora nos encontramos con un paso más, que es familias compitiendo juntas.
La Copa Cooper ha llegado a España rompiendo varios moldes y “agitando el avispero” del mundo de las carreras de coches, rompiendo por completo con la estructura de lo que es un coche de carreras y un equipo de carreras, produciendo una reacción en cadena que ha creado una parrilla mágica… y novedosa.
De los 20 coches corriendo el Campeonato de Copa Cooper (Campeonato nacional) nos encontramos varias estructuras poco comunes, ayudadas por ciertas peculiaridades que son la receta de esta “diversidad”.
Carreras de dos pilotos; carreras largas que permiten compartir coche durante la carrera, ya que empieza un piloto y en mitad de la competición tienen que cambiar de piloto.
Coche bonito, fácil y atractivo; Uno de los éxitos es sin duda el coche. Todo el mundo adora los MINI, y resultan ser además de bonitos, un coche divertido, fiable que permite ser tanto un coche de iniciación a las carreras, como un coche divertido para pilotos expertos.
Organización profesional, ambiente de club; La Copa Cooper es un Campeonato oficial, con una clasificación nacional, en los mejores circuitos de España, pero eso no quita que el ambiente, lejos de ser tenso, sea distendido. Hay reuniones tras los entrenamientos para “comentar la jugada”, hay actividades en el padock, hay vídeos y hay risas. Un ambiente sano apto para familias.
Formación; La Copa Cooper es pionera en dar formación a pilotos noveles. Antes de la primera carrera se les forma en todos los procedimientos de seguridad y normativa en las carreras, para que los pilotos noveles lleguen arropados. Hay también una clasificación para pilotos noveles exclusivamente.
Esta combinación de factores ha dado como resultado una parrilla de pilotos mágica, con una combinación de pilotos que nunca antes se había dado, posiblemente en el mundo, teniendo muchos equipos que corren en familia, haciendo de las carreras de coches la actividad familiar que comparten padre he hijo, o hermanos para disfrutar juntos de su pasión.
En la pasada carrera de Valencia nos encontramos con los siguientes casos:
Philippe Gruau, piloto de GT compitiendo con su hija de 22 años Joanna.
Miguel Valdés y su hijo Jorge empezando juntos en el mundo de las carreras.
Javier Escobar, piloto habitual de GT compartiendo con su hija Paloma su primera carrera.
Ibon y Alex Artola. Vivieron juntos su primera carrera de coches.
Pepe y Sara Cano, en este caso no conducen, pero lideran un equipo juntos (Overcar)
No solo la combinación Padre e Hijo hay en la parrilla, sino que tenemos algunos hermanos como es el caso de:
Alex y Marc Gruau, además hijos de Philippe y hermanos de Joanna que corren juntos en su primer año en las carreras.
Oscar y Jonathan Gomez, expertos pilotos que han logrado ya una victoria. Siempre han corrido, pero ahora Copa Cooper les permite competir juntos por el mismo resultado.
La Copa Cooper ha llegado para cambiar muchas cosas en el automovilismo nacional, pero la diversidad parece ser uno de los resultados. Quizá pronto se pueda decir:
“El automovilismo es una actividad familiar que ayuda a que padres e hijos compartan una pasión y un deporte los fines de semana”