A María Soledad Iparraguirre, alias de guerra ‘Anboto’, el Gobierno la agració el viernes pasado con un traslado a la cárcel de Álava, a 42 kilómetros de su pueblo natal de Escoriaza, y el martes, la Audiencia Nacional sumó una condena de 46 años a 83 que ya llevaba en su hoja penal. Total, 229 años más 2,2 millones en indemnizaciones. Y lo que queda.
Porque como aquel que dice, esta etarra que no ha hecho otra cosa en su vida que ser una terrorista, desde que en su caserío familiar se cobijaba a pistoleros y su padre colaboraba con la banda siendo ella adolescente, esta criminal que mató en el «comando Araba» y el «comando Madrid», está apenas empezando...
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