El Consejo de Enfermería de la Comunidad Valenciana (Cecova) ha propuesto a la Conselleria de Sanidad un decálogo de medidas para aliviar la «dramática» situación que viven los hospitales, a causa de la tercera ola del coronavirus.
Entre esta batería de propuestas, enviada a la consellera de Sanidad, Ana Barceló, destaca la de aprovechar a los alumnos de las facultades y escuelas de enfermería de cuarto curso, que actualmente deberían estar realizando sus prácticas «siempre monitorizadas», para las tareas supervisadas por enfermeras de todos los servicios, con el objetivo de reducir la presión asistencial y la baja ratio de profesionales.
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Cecova defiende que estos estudiantes de último curso se beneficiarían de la realización de las prácticas paralizadas por la pandemia y su actividad serviría para atenuar la sobrecarga de cuidados en los hospitales. Estas prácticas se llevarían a cabo en base a los convenios vigentes con las universidades valencianas.
«Huelga decir que los estudiantes que realicen estas prácticas deberán disponer de todas las garantías de protección, como el resto de profesionales que atienden a los pacientes», recalca en relación a las vacunaciones y a los equipos de protección adecuados a su nivel de exposición al contagio.
En esta línea, sugiere que los estudiantes de cuarto de grado de Enfermería también pueden destinarse a reforzar tareas clínicas como la supervisión tras la vacunación, comprobando cuestiones como la aparición de efectos adversos y contraindicaciones. Estos alumnos ya hacen prácticas en hospitales de forma habitual que les sirven para desarrollar «con más soltura» su futura profesión.
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Otra de sus ideas para optimizar el sistema sanitario pasaría por la utilización de los rastreadores, que «por el alto volumen de contagios actuales carecen de efectividad», para realizar labores administrativas y siempre supervisadas por enfermeras. Especialmente, en las tareas de vacunación que requieren agilidad y control -podrían usar lectores de códigos de barras-, pero también para cubrir las necesidades administrativas en otros contextos clínicos.
Paralelamente, la entidad colegial propone echar mano de los profesionales voluntarios jubilados que ya se han ofrecido para este fin cuando se disponga de las suficientes dosis para realizar una «vacunación masiva», ya que dispone de un listado de casi 400 enfermeras jubiladas y sin actividad (hasta setenta años) que se prestan a vacunar de forma altruista. Incluso prevé que en unos días llegará a la considerable cifra de 600 enfermeras voluntarias.
Para mejorar la situación de las residencias, plantea que todos los alumnos de grado de Enfermería podrían ayudar reforzando los cuidados que requieren los mayores con la realización de las prácticas en estos centros, dado que «en breve, sus internos deberían disponer de una inmunidad considerable porque la mayoría de ellos han sido vacunados; una situación que genera menos riesgo frente a los contagios».
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También exige abordar de forma urgente una redistribución del personal enfermero contratado por el Covid-19 y que actualmente está ubicado en salas que no requieren de experiencia en manejo de monitorización. Estos trabajadores que demuestran conocimientos o experiencia en cuidados intensivos (UCI), reanimación (REA) o urgencias podrían ser enviados a todos los servicios que están «desbordados» y precisan más recursos humanos.
Una de sus propuestas relacionadas es la de revisar y agilizar los traslados puntuales y la redistribución de enfermeras de servicios no saturados a unidades Covid-19 faltas de personal, para lo que pide que se agilicen los procesos burocráticos de contratación que actualmente «frenan» la dotación de las plantillas con los recursos humanos necesarios.
Como ejemplo «flagrante», Cecova destaca la contratación de más técnicos en cuidados auxiliares de enfermería (TCAE) como personal de refuerzo en los servicios más saturados para colaborar en las tareas de cuidados que realizan las enfermeras. «La falta de coordinación entre las consellerias de Hacienda, que debe adjudicar el presupuesto, y Sanidad, que debe ejecutarlo, ha provocado que finalmente estas plazas de refuerzo de TCAE se hayan quedado, en la mayoría de casos, sin ampliación», lamenta.
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En general, insiste en que la saturación de los hospitales y la carencia de profesionales se deben principalmente a la baja ratio de enfermeras de la Comunidad, de 520 por cada 100.000 habitantes frente a la media europea de 852. «En cuanto se pueda, la administración sanitaria debe retomar la contratación por medio de unas OPE (ofertas públicas de empleo) más ágiles para evitar la interinidad que acusamos y replantear, una vez más, la baja ratio que sufrimos», reclama.
Nueva bolsa de trabajo
Otra fórmula que podría resolver la falta de personal se basaría en el pago de horas extra, tanto a profesionales contratados como a otros que trabajen en clínicas privadas o no ejercientes y que quieran colaborar en estos momentos de pandemia. Estas contrataciones, a su juicio, se podrían gestionar a través de una bolsa de trabajo en la que realizarían su inscripción.
Asimismo, pide a Sanidad que implante un nuevo sistema de bolsa de trabajo para que la contratación de profesionales se realice por áreas de conocimiento, un procedimiento que evite «desaprovechar» la formación y experiencia en las áreas específicas. Por contra, lamenta que ofertar plazas generalistas para tareas concretas supone una «disfunción» en el sistema que no ajusta los profesionales a las necesidades reales de personal.
Se trata, en definitiva, de una batería de propuestas que podrían «fortalecer el maltrecho sistema sanitario debido a la pandemia, con el único objetivo de dar servicio a la sociedad mediante la experiencia y la formación en cuidados de un colectivo profesional que ronda las 30.000 enfermeras, ante la merma sistemática de las plantillas y para ayudar a resolver una buena parte del endémico déficit de personal». «No poder seguir cuidando al cien por cien a nuestros pacientes es lo que más nos duele», expresa el presidente del consejo, Juan José Tirado.
