Por primera vez en 50 años el Foro Económico de Davos no ha podido reunir a sus invitados en persona, lo que ha dejado a responsables políticos y económicos, y a la clase ejecutiva, sin el espacio en el que hablaban con mayor libertad y lejos de miradas indiscretas. Pero ha permitido también un ahorro en las comitivas oficiales de los líderes mundiales.
Solo el desplazamiento y el alojamiento de Pedro Sánchez durante dos días en la que es considerada una de las ciudades más caras de Europa (Davos, Suiza) tuvo un coste el año pasado de 53.327,97 euros, según reconoció hace unos meses la Secretaría General del Estado al diario La Razón a través del Portal de la Transparencia.
Según se detalló entonces, Sánchez gastó 98,05 euros en taxi; 21.869,50 euros en vehículos; 28.581,30 euros en alojamiento, 960 euros en alojamiento de tripulación; 1.199,24 euros en vuelo comercial y 619,88 euros en indemnización por razón de servicio.
El presidente estuvo acompañado en la última edición de dos vicepresidentas Nadia Calviño y Teresa Ribera, responsables de la transformación digital y la transición ecológica, respectivamente.
Pero los gastos reconocidos por la Secretaría General del Estado solo se referían al jefe de Ejecutivo, por lo que habría que multiplicarlos por cada uno de los miembros del Gobierno que viajó con Sánchez.
Hay que recordar que, durante los Gobiernos de Mariano Rajoy, solía asistir a esta exclusiva cita anual del poder económico y político mundial el ministro de Economía, Luis de Guindos, reduciendo el coste del viaje al tratarse de un solo representante.
A diferencia de los dos últimos años, en esta edición telemática del foro de Davos, Pedro Sánchez no fue invitado para pronunciar una conferencia y posterior coloquio, sino para participar junto con otros intervinientes en una mesa redonda, bajo el título “Avanzando en un nuevo contrato social”.
En las dos ediciones anteriores existía expectación por los planes de un Gobierno socialista en coalición con Unidas Podemos y el foro capitalista concedió un espacio propio al presidente español.
En esta ocasión, sin embargo, Sánchez compartió mesa de debate con otros participantes: el presidente de Ruanda, Paul Kagame; el presidente y CEO de Coca Cola, James Quincey; la primera ejecutiva de AARP, Ann Jenkins y la secretaria general de la Unión Internacional de Sindicatos, Sharan Burrow. Hilary Cottam, del Centro para la Quinta Revolución Social ejerció como moderadora y Saadia Zahidi, del WEF resumió las conclusiones del debate.
Pedro Sánchez presentó este lunes el ingreso mínimo vital, los ERTEs y la nueva ley del teletrabajo como algunas de las principales medidas adoptadas durante la pandemia en España pero que tendrán carácter permanente.
También se refirió a la nueva ley de educación, a los planes de capacitación digital y a las medidas para avanzar en la descarbonización de la economía, con especial énfasis en el programa de eficiencia energética en la rehabilitación de viviendas.
Además, señaló el “inaceptablemente alto” nivel de desempleo juvenil como una de las claves que debe encarar el “nuevo pacto social” que precisa España.
