«Estamos prácticamente al límite, con una situación dramática que es la ruina para muchas familias». Así de tajante se muestra, al otro del teléfono, Juan José Blardony, director de la Asociación Hostelería Madrid. El escenario, gris para el sector de la restauración desde hace más de diez meses, se torna negro debido a las nuevas limitaciones impuestas desde ayer y durante al menos dos semanas por la Comunidad de Madrid para frenar el avance del coronavirus.
La ecuación es clara: cuanto antes se apaguen las luces de los bares, menos dinero entrará en las cajas. En este sentido, estiman pérdidas del 75% en comparación a los niveles de facturación anteriores a la pandemia. «En 2020, facturamos un 50% respecto a la época preCovid. Ahora, con la reducción de horario y la limitación a cuatro personas, la facturación va a bajar otro 25%, que es el porcentaje que suponían las cenas para nosotros», explica Blardony.
En cuanto a datos, la previsión es demoledora para un sector al borde de la asfixia. Solo esta temporada prevén perder más de 7 millones de euros. La recaudación, según las cifras de Hostelería Madrid, bajará de los 42 millones de euros diarios que obtenían a principios de 2020 a los 10 millones. «Este año estábamos en torno a los 18 millones, con las nuevas medidas habrá una caída de al menos 7,2 millones más», revela el director: «Es imposible que nos sostengamos».
Por ello, piden al Estado ayudas directas, algo que llevan meses demandando y que no llega. «Vemos que muchas empresas terminan las comidas y proceden al cierre porque no hay margen para trabajar. Hemos aguantado con los ICO casi diez meses, pero ese dinero hay que devolverlo. Los ERTE garantizan el empleo, pero las cláusulas de mantenimiento de los puestos de trabajo durante seis meses pueden ser un obstáculo para que las empresas sobrevivan. Sin empresas no hay empleo», sostiene Blardony, que avanza que pedirán a la Comunidad de Madrid que haga un plan de rescate
para la hostelería apoyado en los fondos europeos para la recuperación, un documento en el que ya trabajan con la patronal CEIM.
Con él coincide Antonio Galán, presidente de la Asociación Madrileña de Empresas de Restauración (Amer). «Nos quedamos a dos velas. Solo se salvan un poco las cafeterías, pero los restaurantes al uso después del horario de comidas ya no van a facturar», dice el responsable. Él demanda que el Gobierno de Pedro Sánchez dé a los restaurantes un porcentaje de la facturación mensual que tenían anteriormente. «Es una ayuda directa que ya se ha puesto en práctica en países como Alemania y Francia y que nos permitiría vivir», dice: «Tal y como estamos, los cierres van a ser en cascada».
El sector estima que en la región ya han cerrado en torno al 20% de empresas de hostelería, que representaría a 6.000 de las 30.000 existentes, y que esa cifra aumentará con el nuevo cerrojazo parcial de la actividad. «Pensamos que la recuperación será a partir de septiembre si repunta el consumo y se retoma el turismo. Aguantar todos estos meses será muy complicado. Las cifras sanitarias y Filomena lo han desbaratado todo», concluye Blardony. La luz al final del túnel queda todavía muy lejos.