Asier Villalibre, (Guernica, 23 años), fue uno de los protagonistas indiscutibles de la final de la Supercopa. Primero, por marcar en el minuto 90 el gol que llevó el partido a la prórroga y llenó de oxígeno al futuro campeón. Después, por sufrir el golpetazo por la espalda de Leo Messi que le costó la roja directa al argentino, la primera en 723 partidos como azulgrana. «Le he metido el cuerpo y se ha enfadado», resumía con sencillez el delantero. Por último, acaparaba los focos al animar la fiesta del Athletic en el centro del campo de La Cartuja trompeta en mano, instrumento que quiso aprender a tocar tras acudir al ensayo de un amigo y que le sirvió para entrar con los mayores honores en la banda «Orsai», el grupo en el que también tocan y hacen piña sus compañeros De Marcos, Balenziaga, Lekue y Vesga. Ahí, Villalibre además canta, y aunque la cosa empezó como un entretenimiento no descartan coger la furgoneta y hacer una gira por los pueblos del País Vasco versionando sus canciones preferidas, sobre todo las de Fito. Su otra afición es el FIFA, un videojuego en el que se ha convertido en un experto y donde ha generado una extensa comunidad de seguidores más allá del fútbol.
Apodado el «Búfalo» por su extraordinaria condición física, el barbudo delantero por fin ha logrado asentarse en el Athletic como el sucesor de Aduriz, quien le bendijo como heredero al entregarle su dorsal al retirarse. En su trayecto hasta el primer equipo pasó por hasta tres cesiones (Numancia, Valladolid y Lorca) y le falta explotar ante la portería como hacía en el filial. Marcelino ya se ha puesto en esa tarea.