El turista en Salta descubre que Argentina es Sudamérica. Tocar el cielo con las manos es lo que se siente en el «Tren a las nubes». Son 21 kilómetros tomárselos con tranquilidad. Ahora, ese famoso recorrido ubicado en la provincia de Salta vuelve a estar operativo en el norte de Argentina, con los protocolos sanitarios y la excursión completa. Es el tercer tren que circula a más altura en el mundo y alcanza los 4.220 metros sobre el nivel del mar en el Viaducto La Polvorilla, en la precordillera de los Andes.
El principio y el fin del itinerario está en la localidad de San Antonio de los Cobres, pueblo donde se pueden comprar las artesanías de los pobladores locales auténticas de la Puna antes o después de hacer algún recorrido con llamas o de visitar iglesias y museos.
Pero sin duda el tren es un atractivo para turistas de todas las nacionalidades, periodistas e influencers por la variedad de imágenes y vistas panorámicas que se pueden obtener durante el trayecto. Además, se aprecian obras de ingeniería importantes del siglo pasado. Las sensaciones del paseo se combinan con los relatos y experiencias de la historia de la construcción ferroviaria que inició en 1920 el ingeniero Richard Fontain Maury y que desde 1972 es un emprendimiento ferroturístico. En concreto, el 16 de julio de 1972 se realiza el primer viaje oficial turístico.
El recorrido (autobús más tren) puede comenzar también desde la ciudad de Salta. Con esta opción hay que salir en bus hacia San Antonio de los Cobres desde muy temprano y visitar diversos poblados y puntos panorámicos. Por ejemplo, Campo Quijano, el Viaducto el Toro y la Formación Geológica Yacoraite. Finalmente se llea a la estación para tomar el tren, camino del Viaducto la Polvorilla, antes de regresar a San Antonio de los Cobres.
En la ciudad de Salta, lo mejor, es Salta. La capital, de estilo colonial, es una postal por sí misma. Las empanadas (empanadillas en España) rezuman por los costados y la gota llega al codo pero no importa, el bocado es delicioso y de relleno variado. Comer y beber en Salta es acercarse al ser y el sentir criollo. Arguiñano, turista accidental tiempo atrás, puede dar cuento de ello.
La ruta del vino de altura es un paseo por los viñedos más elevados del mundo. Algunos a más de tres mil metros sobre el nivel del mar. Lo último de la uva no es comerla ni exprimirla. Se llama «vinoterapia», otro uso para otra piel y otra cabeza. Por cierto, aquí está el Museo de Alta Montaña donde se descubrieron unos niños incas momificados en el volcán de Llulliallaco.