El pitido final en el minuto 95 fue un alivio para el Atlético y para la afición colchonera, que se sintió más identificada que nunca con su entrenador. Mientras Koke se dirigía al vestuario, feliz por la agónica victoria lograda en el 89 con un tanto de Súarez, el capitán provocó un gesto en Simeone.
El Cholo abrazó a Koke pero segundos antes se llevó el dedo pulgar y el índice de su mano derecha al cuello, en un elocuente gesto de lo mal que lo habían pasado tras el empate del Alavés con diez jugadores.