Contaba hace un par de semanas un alto directivo del lujoso Mandarin Hotel en Abu Dabi -lo de menos son las estrellas, porque ahora mismo no cabrían en ninguno de los rótulos de los establecimientos de la Costa Blanca-, en uno de esos webinars (reuniones online), que la pandemia del coronavirus ha puesto de moda desde marzo, que en la etapa poscovid nada va a ser igual en el sector, tanto por las nuevas exigencias de los turistas, como por la necesidad de ser todavía más ingeniosos en las ofertas y el trato al cliente. En su hotel, casi, o sin casi, de las «Mil y una noches», tienen por costumbre acudir al aeropuerto a buscar a sus clientes en limusina. Algo que, para este directivo, español como muchos de los mejores directores repartidos por el mundo, es una forma de empezar a trasladar al huésped las grandes experiencias que está a punto de vivir una vez cruce la puerta de entrada del hotel, y en el destino, y reciba las primeras atenciones en la recepción.