La venta online está muy afianzada en determinados sectores como el tecnológico. Sin embargo, en otros como el de la alimentación, la evolución no ha sido la misma. En el terreno alimentario ha habido algunas dificultades añadidas a este tipo de venta, como el hecho de que el cliente no puede evaluar los productos por sí mismo, algo muy buscado y valorado en este sector.
Pero los hábitos de compra han cambiado en los últimos meses a causa de la Covid-19 y la venta de alimentos ha dado un giro importante. Impulsado por las semanas de confinamiento, en España se calcula que 22,5 millones de personas de 16 a 70 años ya compran por internet, lo que representa casi un 70% de la población total española, según el VII Estudio Anual de eCommerce en España 2020, realizado por IAB Spain y Elogia.
De acuerdo con los resultados, los productos que se han comprado con más intensidad de la habitual son los relacionados con la alimentación (48%), seguidos de los del hogar (32%) y la tecnología y la comunicación (29%).
Para los responsables del estudio, la Covid-19 ha cambiado las principales categorías de venta online ya que la alimentación se sitúa, por primera vez, dentro de las tres categorías más compradas. En cambio, los viajes caen de este ranking.
Comodidad de compra, sin desplazamientos ni riesgos y stock amplio son algunos de los motivos por los que suele realizarse la compra online de alimentos. Pero deben tenerse algunas consideraciones para no tener problemas.
La información que debes tener en cuenta, según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición(AECOSAN):
No está permitido comprar directamente a particulares si no están registrados como operadores alimentarios y no cumplen la normativa y requisitos sanitarios. En cuanto a las plataformas de venta como Amazon o eBay, así como las redes sociales, estas actúan en la mayoría de los casos como intermediarios y en sus páginas web sí se pueden vender y comprar alimentos de forma legal, pero estas no son responsables de los productos que comercializan.
Por tanto, estas plataformas deben indicar con claridad quién es el que va a vender el producto. En caso de algún problema, la responsabilidad recae en el vendedor, no en la plataforma o red social.
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