El déficit público continúa empeorando sus números a medida que avanza el año ante una segunda ola que habrá golpeado con mayor intensidad en otoño. Hasta octubre, el déficit del Estado se disparó un 883% frente al mismo mes de 2019 hasta los 57.736 millones de euros, un 5,22% del PIB. Una parte se explica por las transferencias realizadas por el Estado para salvar las cuentas de otras administraciones como la Seguridad Social (que ha recibido 14.003 millones en transferencias) y las comunidades (en superávit con un 0,23% del PIB ante el fondo de 16.000 millones para atender la crisis del Covid-19, de los que a octubre ya habían recibido 8.000 millones). A ello se le suman los pagos a través de prestaciones sanitarias y farmacia, que alcanzaron 1.358 millones, frente a los 29 de 2019. Los pagos no financieros se han disparado así un 14,9% respecto a 2019.
Hay otro pilar que es más preocupante. La recaudación se ha hundido un 14,1%, en octubre en términos homogéneos, con una caída en el Impuesto de Sociedades del 34,2%. En dicho tributo, en octubre las empresas realizan su segundo pago fraccionado, tras el de abril.
Pues bien, si este se redujo un 20,7% el de octubre lo ha hecho un 35%, siendo la caída mayor entre las grandes empresas (un 36,1% las grandes, con un -47% en el caso de los grupos consolidados). En estas últimas, el beneficio se ha contraído un 52,6%. En el caso de las pymes, la recaudación se redujo menos, un 13,9%. El segundo pago ha ingresado 7.730 millones de euros en total. En términos homogéneos, la caída en todo el año es del 23,9%.
Otro impuesto cuya recaudación se contrae especialmente es el IVA, con un -11,2% en lo que va de año. Desde julio se veía una mejora de la recaudación, que iba reduciendo mes a mes su brecha de pérdida de ingresos anual frente a 2019. Pero, por primera vez desde entonces, en octubre el comportamiento empeoró frente a un mes antes. En términos acumulados, los ingresos llevan un -10,1% de caída anual frente al 9,6% de septiembre desestacionalizado, en lo que es un síntoma de que la segunda ola ya comienza a percibirse en las arcas públicas.
La Seguridad Social, pese a todo, aumentó su déficit un 12% hasta los 5.544 millones de euros. Las cotizaciones no se reducen con fuerza, al bajar los ingresos solo un 3,99% ante los ERTE, pero las pensiones y prestaciones contributivas crecen ya un 8,69%.
