Durante mucho tiempo, estuve con un hombre con el que yo pensaba que era feliz. Sin embargo, dentro de mi felicidad, creía que sentir miedo era normal. Me refiero a miedo de tratar algunos temas con mi pareja. Por ejemplo, cuando comentábamos X tema y él tenía una postura pero yo no estaba de acuerdo, me daba miedo que al decir mi opinión las cosas se complicaran en nuestra relación. Pfff, sí, así de mal estaba. Sin embargo, luego de ir a terapia y tener que lidiar con mis demonios personales, comprendí que el miedo no está bien dentro de una relación. Muchas personas piensan que el miedo sólo se siente cuando hay violencia física o verbal, pero nadie habla de ese miedo o inseguridad que causa el que no puedas hablar de todo con la persona con la que se supone que estás compartiendo tu vida.
Sí, dejar de sentir miedo o inseguridad al estar con alguien no fue nada sencillo. Después de esa relación tormentosa, tuve varias salidas fallidas porque sentía mucha desconfianza, tenía miedo de que en cualquier momento me reclamaran por lo que decía o comentaba. Sin embargo, las cosas estaban así porque yo no estaba bien conmigo. Así que lo primero que tuve que hacer fue buscar ayuda. Quería estar bien conmigo, no por estar bien con alguien, sino porque necesitaba tener ese poder que había dejado que otro me quitara.
El proceso fue doloroso, porque me di cuenta de todo lo que había permitido que me hicieran. No entendía en qué punto había permitido que alguien más tuviera el poder sobre mí, sobre mis decisiones o mis pensamientos. Con muchas ganas y ayuda de un especialista, poco a poco fui viendo de nuevo la luz.
Cuando sentí que ya había recobrado mi poder, decidí darme una nueva oportunidad en asuntos del corazón. Empecé a tener contacto con un chico y desde el principio, teníamos pláticas muy entretenidas. Me sentía muy a gusto porque en ningún momento me dijo nada que me hiciera sentir mal. Al contrario, debo reconocer que las primeras semanas yo estaba a la defensiva. Cuidaba mucho lo que decía y cómo lo decía por miedo a que fuera a pasar algo como con mi expareja. Sin embargo, poco a poco fui mostrándome tal cual era y eso me gustó. Me gustó ser yo al natural y a él también le gustó eso.
Lo mejor no era sólo que había química entre nosotros, sino que de verdad podemos hablar de todo sin problema alguno. Incluso en esos momentos en los que no la estoy pasando bien, sé que puedo hablar con él y me va a dar su apoyo o alguna palabra de aliento.
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