En el ámbito de los submundos del dopaje se ha producido una noticia que puede cambiar las reglas del juego. El Senado de Estados Unidos ha aprobado la denominada «ley Rodchenkov». La norma implica, en síntesis, que el país más poderoso del mundo puede perseguir y criminalizar fuera de sus fronteras a cualquier persona o entidad que perjudique los intereses de los atletas o las empresas norteamericanas en acciones relacionadas con el dopaje.
La ley antidopaje se llama Rodchenkov por el nombre del denunciante (Grigory Rodchenkov), que era el director del laboratorio antidopaje de Moscú y que destapó con sus confesiones el dopaje de estado de Rusia que ha impedido al antiguo país comunista participar como nación en numerosos eventos internacionales. La historia de Rodchenkov, declarado en busca y captura por Rusia y que permanece en paradero desconocido, protagonizó el documental «Ícaro», el cual se centra en las declaraciones del químico sobre el programa de trampas en su país.
El fundamento de la ley prevé que el sistema de justicia de los Estados Unidos procese e imponga penas de prisión de hasta diez años y multas de hasta un millón de dólares a todas las personas involucradas, independientemente de su nacionalidad, en un sistema internacional de dopaje que afecte a intereses americanos.
Expertos consultados por ABC consideran que con esta ley, los Estados Unidos pueden presionar a países con fuerte dependencia de los norteamericanos, o con importantes vínculos de todo tipo, a solicitar la extradición de un encausado o condenado por cuestiones de dopaje. La legislación permitiría a EE.UU. ordenar la detención de cualquier investigado en un país con convenio de extradición con el país norteamericano.
En cierta manera, la ley Rodchenkov criminaliza el dopaje internacional, siempre y cuando interfiera o infecte a los atletas o las empresas estadounidenses vinculadas al deporte. Los grupos que constituyen objetivos de la normativa son aquellos que rodean a los atletas (entrenadores, agentes, intermediarios...) más que los propios deportistas, que ya pueden ser sancionados por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA).
Detrás de esta maniobra legal se encuentra Travis Tygart, el director de la Agencia Estadounidense Antidopaje (USADA), que fue el verdugo que persiguió durante años a Lance Armstrong y acabó con su reputación a base de investigaciones y testimonios de los excolaboradores del ciclista, sobre todo Floyd Landis, quien actuó como arrepentido.
«Es una ley fundamental para el deporte limpio en el mundo. Esperamos que pronto ayude a cambiar el destino de los atletas limpios», aseguró Tygart. «La ley también protege a los denunciantes e informantes de las represalias», advirtió, seguramente en recuerdo de Landis.
2,5 millones como financiación
El punto más conflictivo de la ley parece la extraterritorialidad, la capacidad de actuación de Estados Unidos fuera de sus fronteras. Numerosas voces han incidido en que se pone en cuestión la soberanía de los países y sus agencias antidopaje. Vienen a decir que Estados Unidos se autoproclama como la Interpol del dopaje. Un sheriff mundial con capacidad para intervenir siempre que haya intereses americanos en juego. Y casi siempre suele haber una Nike multinacional del deporte afectada por las tramas de dopaje. Eso sí, la ley excluye de su ámbito a las grandes ligas americanas (NBA –baloncesto–, NFL –fútbol americano– o MLB –béisbol–).
La AMA ha protestado por lo que entiende una injerencia en su función. «Esto puede conducir a la superposición de leyes en diferentes jurisdicciones, comprometiendo el hecho de tener un único conjunto de reglas para todos los deportistas del mundo».
Sin embargo, Estados Unidos aplica el viejo aforismo del capitalismo, quien paga, manda. La USADAes una de las principales fuentes de financiación de la Agencia Mundial Antidopaje. Según conoció ABC, aporta 2,5 millones de euros anuales a la AMA. La influencia del deporte chino también se deja sentir en las instancias mundiales del antidopaje y Estados Unidos no quiere perder su posición como líder planetario.