Ya no vale aquello de que detrás del gran poeta y premio Nobel, Juan Ramón Jiménez, estuvo Zenobia Camprubí, el amor de su vida, su señora esposa, la que le aguantó lo indecible, lo confesable y lo inconfesable, las debilidades del cuerpo y del alma. Al lado de Juan Ramón estuvo Zenobia y -¿por qué no decirlo?- a ratos le tomó la delantera. Zenobia fue todo eso que se esconde tras el tópico de la abnegación pero también algo más. En las páginas de la exhaustiva biografía que le ha dedicado Emilia Cortés (Zenobia Camprubí. La llama viva), emerge con una rica y efervescente personalidad; su retrato ya no languidece entre los tonos sepia de las fotografías de época.
Ella vivió...
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