“Víctor Flores Olea tuvo más chiste que sólo ser un funcionario”. Las palabras le pertenecen a Gerardo Estrada, quien durante muchos años acompañó a quien fuera el primer presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, el extinto Conaculta, pero también un escritor y un fotógrafo que mantuvo un tanto al margen sus pasiones creativas.
“Don Víctor fue un formador de instituciones: junto con otros personajes, por ejemplo, fue de los que le dieron una forma moderna a la Escuela Nacional de Ciencias Políticas y Sociales, hoy facultad. Tuvo un gran papel en la conformación de los nuevos organismos de cultura, como el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, particularmente el Fonca. Fue de los que contribuyeron a delinear y a modernizar las instituciones culturales de México”.
Un recuerdo de Gerardo Estrada ante el fallecimiento de Víctor Flores Olea, la noche del pasado domingo, en Acapulco, Guerrero, a la edad de 88 años: “sus aportaciones son múltiples y en cada una de ellas no sólo fue el funcionario común y corriente, sino alguien que aportó y creó instituciones. Como académico, exploró una veta muy importante. Se quiso alejar del marxismo tradicional, del marxismo dogmático, y exploró la parte humanística del marxismo en esa época”, enfatizó Gerardo Estrada.
Nacido en la ciudad de Toluca, Víctor Flores Olea realizó sus estudios de doctorado en Ciencias Políticas, en la Escuela Práctica de Altos Estudios en París, Francia; además de formar parte del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades.
Enrique Vargas, coordinador del Espacio Cultural Iberoamericano, reconoció que, con la creación del Conaculta, México se puso a la vanguardia en el diseño y puesta en marcha de una institución que ha sido un referente a nivel mundial: una institución que supo estar a la altura de las circunstancias.
“Para mi generación, don Víctor representa a un personaje que logró su cometido: en los años 80, mientras la crisis económica mundial, y en México se acentuaba, en la cultura se construyó un proyecto paradigmático, como el Conaculta”.
Otro de los personajes que estuvieron cerca de su trabajo fue Gerardo Jaramillo, quien incluso le editó un libro de fotografía cuando fue director de Publicaciones del Conaculta, si bien lo que le interesa destacar es su “impresionante vitalidad: le puso a la vida académica universitaria un vigor y una trascendencia muy importante”.
“Luego tiene una labor fundamental en la diplomacia: la construcción de una buena imagen de México en trabajos como los que él estaba dado. Luego tiene esta parte intelectual en la que produce libros y tiene la disciplina, producto de la vida académica, para construir sus proyectos personales”.
El poeta Ernesto Lumbreras, quien escribiera un texto para el libro Nuevo tiempo de arena, volumen de fotografías de Víctor Flores Olea, reconoció que, si bien en el ámbito político cultural su presencia fue lo más distinguible, “quizá su momento estelar es cuando llega, en una etapa de apremio político —tras el fraude de las elecciones de 1988— a ocupar la cartera del Conaculta, de algún modo su creación”.
“Uno de los proyectos particulares fue la creación del Centro de la Imagen, una gestión de Flores Olea, muy en línea con una profesión que, dado su carácter de figura pública, se mantuvo al margen: el fotógrafo. Ahí hay un archivo por descubrir”.
PCL