La pandemia de la Covid-19 ha entrado en una fase muy complicada con una elevada incidencia, superando en algunos territorios las cifras alcanzadas durante la primera ola de contagios. Ante esta situación, el Ejército de Tierra, a quien le han encargado el mando de la misión Baluarte mediante la cual militares españoles se han reconvertido en rastreadores del coronavirus, prepara a nuevos efectivos para incorporarlos a esta red de detección y ampliar así su radio de alcance.
La operación, que arrancó el pasado 30 de septiembre, se dirige desde el cuartel general de la Fuerza Terrestre (Futer), en Sevilla. En la Capitanía se monitoriza el trabajo que llevan a cabo las 18 unidades de vigilancia epidemiológica (UVE) que hay en todas las comunidades autónomas a excepción de Murcia que está bajo la dirección del Ejército del Aire. Defensa ofreció en un primer momento unos 2.000 efectivos, pero desde la Futer confirman a ABC que se trabaja en el proceso para incorporar a más militares hasta poder incluso duplicar la cifra actual de rastreadores.
El teniente general jefe de la Fuerza Terrestre, José Rodríguez García, participaba este jueves en un foro digital organizado por la Fundación Cámara de Comercio de Sevilla en el que expuso a los asistentes cuál es el gran proyecto de reorganización del Ejército de Tierra de cara a los próximos años, la denominada Fuerza 2035, con la incorporación de la tecnología en unas Fuerzas Armadas más pequeñas en cuanto a efectivos, pero con el objetivo de que tengan una mayor cualificación y especialización. «Estamos en un proceso de evolución para adelantarnos a los tiempos, para ser más eficaces, eficientes y más útiles al servicio de la sociedad». En la charla, que se pudo seguir a través de internet, el teniente general puso de ejemplo la actual pandemia como uno de los desafíos a los que se enfrenta la sociedad del siglo XXI y que nada tienen que ver con los conflictos derivados «de respuestas hostiles». También citó otros retos como el cambio climático o las migraciones.
El teniente general jefe de la Fuerza Terrestre en el foro celebrado este jueves
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ABC
Durante su intervención se refirió al papel que están teniendo los militares en el actual contexto de emergencia sanitaria. Hizo mención a la operación Balmis, en la que se movilizaron soldados para tareas de descontaminación, patrullaje, traslado de enfermos y muertos y control de infraestructuras críticas. Y a la actual misión Baluarte en la que llevan unos 200.000 seguimientos y unos 230.000 contactos de posibles positivos. La unidad que se encarga de los rastreos en Andalucía ha realizado ya unos 25.000.
El empeoramiento de la situación sanitaria ha vuelto a provocar la demanda de las comunidades autónomas de personal militar para tareas logísticas como el montaje de hospitales de campaña o la desinfección de residencias de ancianos
Además de rastreos, el cuartel general sevillano, como mando de componente terrestre de la misión Baluarte, también está coordinando otras intervenciones que está realizando el Ejército de Tierra para frenar los efectos de la pandemia. Conforme la situación sanitaria ha ido empeorando se han vuelto a producir peticiones de ayuda por parte de las comunidades que no tienen personal para tareas claves en la contención del avance del coronavirus como la desifección de instalaciones donde se realizan pruebas PCR, en residencias de ancianos o centros penitenciarios. Unas actuaciones dirigidas desde el cuartel sevillano y que se están llevando a cabo en la Comunidad de Madrid, Aragón, Castilla y León, Extremadura y Ceuta.
También han intervenido recientemente militares en el montaje de una zona de triaje anexa al complejo sanitario de Cabueñes en Gijón. Fuentes de la Futer describen las misiones como una suerte de continuación de lo que fue la operación Balmis, a excepción de que no se están realizando patrullas en la calle como la pasada primavera.