LA HABANA, Cuba.- Quizá sea este el curso escolar menos esperado de entre todos los que hasta hoy han sido. Esta vez no escuché ese “jolgorio” que hace sentir el poder cada año, en los primeros días de septiembre. Esta vez todo resultó discreto, bien prudente, y también tardío, al menos en mi barrio. Y no podría ser de otra forma después de tantos meses de juegos y holgazanería, después de tantos meses de libros y cuadernos cerrados, de cursos televisados sin ninguna supervisión.
Y es que los padres no estuvieron al tanto de sus hijos, porque no podían, porque estuvieron, están todavía, muy ocupados en las colas para conseguir algo de comer para esos muchachos que hoy volvieron a vestir sus uniformes escolares y dejaron atrás las bolas o los juegos electrónicos. Hoy los muchachos volvieron a las escuelas, y en sus mochilas iba ese trabajo sobre el medio ambiente que les fuera encargado por los “maestros televisados”. Esta vez los muchachos debieron chillar otra vez que serían como el Che.
Y esos trabajos para evaluarlos sirvieron a muchos para hacer negocio. “Cinco CUC la recopilación de información, y diez la redacción”. Quince CUC pagaron muchísimos padres por la buena evaluación de sus hijos, para que transitaran sin percances al nivel superior, quince CUC que escaparon de los bolsillos de los padres para no tener que emplear sus tiempos en la redacción de esos trabajos, para que los hijos “pasaran de grado”. Quince CUC que no serían empleados en aceite y pollo, quince CUC que pudieron usarse en la compra de salchichas o refresco, jabones, y quizá algún uniforme extra para no tener que lavar y planchar a la carrera.
El curso escolar comenzó y muchos padres amanecieron asustados y con los bolsillos desolados, airadísimos. Y los padres andan agotados, como zombis, temiendo que los otros padres no actúen como ellos, que alguno descuidara antes a su hijo, que alguno no prestara toda la atención que el asunto estuvo reclamando y que el niño hiciera “maravillas” en la calle, y que hasta pudiera tener el bicho adentro, sin que los maestros se enteren, sin que sus compañeros de aula tomen todas las precauciones que el asunto reclama.
El curso escolar abrió sus puertas finalmente, y las autoridades se dedicaron a advertir de “las bonanzas” que disfruta La Habana; pocos casos, muy pocos, tan pocos que salta la duda, que nos ponemos justo al frente de una certeza, esa convicción tan simple que nos confirma que aquí hay “gato encerra’o”, como casi siempre, y sobre todo si hacemos comparaciones con el resto de la isla, si hacemos contraste con el resto del mundo.
El curso escolar acaba de comenzar en Cuba, y lo peor es que los implicados son los más jóvenes, esos que tienen las “hormonas más activas”, y que son los que podrían perder más en esta historia. Los más jóvenes, esos a los que el gobierno llama “el futuro de la patria”, ahora están en peligro, en un peligro muy serio, frente al bicho y sin la supervisión de sus mayores. Y ya veremos lo que sucederá en los días que están por llegar. Ya veremos cuando Durán informe cada viernes que todo anda a pedir de boca, a pesar de las clases, a pesar de las indisciplinas que acá son tan notorias, y mucho más en medio de tantas “irreverentes mocedades”.
Mientras yo escribo, los muchachos están ya en las escuelas. Y sería bueno mirar si las autoridades del ministerio de educación cumplieron realmente con todos los protocolos que anunciaran desde hace tanto rato; habrá que indagar en esas distancias que aseguran serán guardadas, que serán respetadas. Y ojalá cumplieran, porque en Cuba la gente aguantó mucho hasta hoy, pero la salud de los hijos es “harina de otro costal”, y ellos no deben ser las víctimas de decisiones erradas.
Ya veremos, durante los días que están por llegar, cuánto sucede. Ya nos vamos a enterar si es cierto que no falta el hipoclorito, que no falta en los baños el jabón, que no faltan las buenas intenciones, que no falta la supervisión certera del maestro. Ya veremos lo que aprenden esos muchachos que comenzaron hoy el curso escolar. Ya veremos si consiguen mantenerse saludables, sin ningún contacto con el bicho chino, ya veremos si aprenden algo que vaya más allá de gritar, a pesar de no reconocerse dentro de ninguna filiación policía, que serán pioneros comunistas, que serán como el Che cuando sean “grandes”, si es que llegan a ser grandes.
Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +1 (786) 316-2072, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.
The post ¡Curso nuevo! ¿Corazón contento? appeared first on Cubanet.