En medio de las tensiones diplomáticas, tras el conflicto por Huawei, la posición ineludible de China en la energía nuclear británica comienza a suscitar debate en el Reino Unido, a riesgo de comprometer las ambiciones energéticas del país.
Las críticas británicas sobre el control chino en Hong Kong y la exclusión del fabricante de equipos Huawei de la red 5G han afectado las relaciones económicas entre Londres y Pekín.
Por el momento, China no habla de represalias, y la energía nuclear se ha convertido en un nuevo frente para muchos diputados británicos preocupados por la influencia de la segunda potencia mundial.
Pekín, a través del grupo CGN, es un engranaje esencial en la renovación de la energía nuclear deseada desde hace muchos años por los sucesivos gobiernos conservadores del Reino Unido a fin de sustituir las viejas centrales.
“Nuestra política energética está en manos de los chinos (…) y deberíamos revisar nuestra estrategia en la materia”, dijo a inicios de julio el diputado conservador Iain Duncan Smith, en el diario The Telegraph.
CGN está presente con el grupo francés EDF en el desarrollo de Hinkley Point, única central nuclear en construcción en el país, que supuestamente se entregará a partir de fines de 2025.
El grupo chino es socio minoritario junto con el francés que provee los reactores de nueva generación EPR.
El modelo es el mismo para el proyecto de la central de Sizewell en Suffolk, en la costa este inglesa, para el cual EDF y CGN esperan una validación del gobierno.
– “Última esperanza” –
Ante las críticas, el grupo chino se jacta de haber invertido ya 3.800 millones de libras (5.000 millones de dólares) en el país, con miles de empleos.
“Todo lo que CGN esperaba del Reino Unido era prestigio y apoyo a su tecnología, lo que consideraba importante para exportarla a otros países”, explica a AFP Steve Thomas, profesor de la Universidad de Greenwich y especialista en cuestiones energéticas.
Porque la participación del grupo chino en Hinkley y Sizewell es una contrapartida al desarrollo de su propia central, con EDF como socio minoritario, la de Bradwell en Essex (sureste).
El grupo chino intenta hacer validar su tecnología ante la autoridad reguladora de la energía nuclear que realiza la última fase de revisión, con una decisión prevista para fines de 2021 o inicios de 2022.
Bradwell, el sitio al que apuntan principalmente algunos diputados, “será una decisión política”, según Thomas. “Si es bloqueado, no veo por qué los chinos no se retirarían de Hinkley y Sizewell”, estimó.
Ello pondría en aprietos al gobierno, pues las inversiones, riesgos o sobrecostos de esos proyectos son elevados.
El japonés Hitachi, que había congelado el proyecto de central nuclear en Galles a inicios de 2019, dice estar listo a relanzarlo bajo condiciones.
Hitachi espera la publicación por parte del gobierno británico de su nueva estrategia energética, lo que podría incluir un nuevo modelo de financiación de la energía nuclear.
Esto haría que sean los consumidores quienes asuman parte del costo de estas enormes inversiones con un aporte que se sumaría a su tarifa de electricidad.
Thomas recuerda que el gobierno no está muy cómodo con esta solución “pero es la última esperanza para el programa nuclear”.
AFP
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