Málaga debería estar celebrando su popular feria. Sin embargo, en lugar de las clásicas guirnaldas, la calle Larios está decorada con imágenes de algunos de los rostros más reconocidos del cine español. «No es extraño ver esto aquí, pero la fecha en la que estamos sí», comenta uno de los comerciales de la céntrica calle. El Festival de Cine de Málaga, que se celebra desde hoy hasta el domingo 30 de agosto, es una cita obligada para la capital de la Costa del Sol, pero suele llegar con la primavera. «Retrasarlo fue una decisión muy difícil, pero teníamos claro que no queríamos cancelarlo. El cine español nos apoyó con muestras de cariño y dejando claro que estarían con nosotros si modificábamos la fecha», explica a este periódico Juan Antonio Vigar, director del festival.
La programación está adaptada a las circunstancias impuestas por el coronavirus, lo que se traduce en una reducción del número de películas y las actividades con presencia de público. Aún así, la sección oficial mantiene grandes nombres como Iciar Bollaín, David Trueba o Achero Mañas, que regresa después de diez años. «Incluso hemos podido incorporar tres grandes títulos que no estaban inicialmente por fecha: “Hasta el cielo”, “Black Beach” y “Los Europeos”», expone.
Pero el aspecto que más preocupa a la organización es la seguridad de los participantes y asistentes. El Festival de Málaga ha ideado y redactado su «plan de actuación» para evitar cualquier riesgo. «Está todo medido, desde la distribución de las localidades en los diferentes espacios hasta los photocalls. Y, por desgracia, hemos tenido que renunciar a la tradicional alfombra roja para evitar aglomeraciones y tendremos mucho cuidado en las entradas de los hoteles», dice. «Este año hemos decidido adaptarlo, convertirlo en un formato en el que pasa más la exhibición. Tenemos que dejar de lado lo social», añade.
Pese al esfuerzo, el festival sabe que la ciudad necesita un elemento dinamizador de la economía como este. «Cualquier ayuda que venga es buena, al menos para nosotros», dice una camarera de una céntrica cafetería, mientras mira apenada a los locales de ocio nocturno. «Queremos ayudar a que este mes de agosto pueda tener un cierto impulso económico», confiesa Vigar.
La organización no se plantea mantener el modelo que se verá durante esta edición, ese en el que pesa más la exhibición de los proyectos. «Queremos regresar tal y como éramos, pero lo que sí modificaremos será nuestra fecha. Durante el confinamiento se han parado muchas cosas en nuestros país, incluido los rodajes. Hicimos una reflexión, y es que si lo celebramos en el mes de marzo, necesitaremos cerrar la programación en enero y sería difícil contar con una selección oficial al nivel del resto de ediciones. Por este motivo, nos hemos planteado retrasar algo la edición de 2021 a primera quincena del mes de junio», adelanta.