En el antiguo Egipto no solo se embalsamaba a los muertos: es ampliamente conocido que se hacía lo mismo con sus mascotas o animales de referencia, para que ellos, en calidad de representación de los dioses, les ayudaran en el viaje hacia el otro lado. También se sacrificaban animales como ofrenda de los vivos a las deidades, que se vendían en las puertas de los templos. Se calcula que existen unas 70.000 momias animales de más de 2.000 años de antigüedad. Precisamente el tiempo es lo que más preocupa a la hora de estudiarlos, ya que muchos análisis requieren del contacto directo con los restos o dañar las telas de lino en las que fueron envueltos. Sin embargo, las nuevas tecnologías están proporcionando novedosas herramientas que permiten desvelar cada vez más datos sin dañar las momias.
En esta línea se encuentra un reciente estudio del Centro de Egipto de la Universidad de Swansea, junto con las universidades de Cardiff y Leicester. Publicada en «Scientific Reports», la investigación desvela cómo utilizando escaneos 3D de alta resolución han encontrado detalles sin precedentes sobre la vida y muerte de un gato, un pájaro y una serpiente momificados.
Un pequeño gato y una serpiente muerta a latigazos
Si bien ya se conocían las especies de las momias, gracias al escaneo micro CT de rayos X, que genera imágenes en 3D con una resolución 100 veces mayor que una tomografía computarizada médica, los restos de los animales se pudieron analizar con un detalle extraordinario, hasta sus huesos y dientes más pequeños.
El equipo, utilizando equipos de micro CT -que se usan para obtener imágenes de estructuras internas de los materiales a microescala- en las instalaciones de Advanced Imaging of Materials (AIM) de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Swansea, se descubrieron varias cosas. Por ejemplo, se halló que el felino era un gato de unos cinco meses, tal y como indicaban sus pequeños dientes y el hueso de la mandíbula no desarrollado; por otro lado, la separación de las vértebras indicaba que seguramente había sido estrangulado.
Mandíbula inferior (mandíbula) y dientes del gatito momificado disecados digitalmente. Revela fracturas y primeros molares mandibulares no erupcionados (rojo) que indican que era un gatito en el momento de la muerte.
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Universidad de Swansea
Por su parte, el ave seguramente fuese un cernícalo común, ave de presa en Egipto. Algunos estudios indican que estos animales eran criados en cautividad para ser empleados como aves de cetrería. En cuanto a la serpiente, se trata de una cobra egipcia juvenil momificada (Naja haje). La evidencia de daño renal mostró que probablemente estuvo privada de agua durante su vida, desarrollando una forma de gota. Según muestran las fracturas óseas de la serpiente, el animal murió a causa de unos latigazos, si bien después le sometieron un procedimiento de «apertura de boca» durante la momificación. «Si este extremo es cierto, demuestra la primera evidencia de un comportamiento ritual complejo aplicado a una serpiente», afirman los autores.
Restos de la cobra
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Universidad de Swansea
Richard Johnston, de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Swansea, quien dirigió la investigación, afirma: «Utilizando micro CT podemos realizar de forma eficaz una autopsia en estos animales, más de 2.000 años después de su muerte (...) Nuestro trabajo muestra cómo las herramientas pueden arrojar nueva luz sobre el pasado distante».