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El extraordinario Elvis Presley era un yonqui de las pastillas. Pero El Rey consideraba que mientras las drogas llegasen avaladas por prescripción facultativa todo era correcto. Para ello contaba con su médico de cabecera, el pícaro George Nichopoulos. El Dr. Nick, como lo llamaba Elvis, le recetaba el cóctel de estimulantes y tranquilizantes que lo sostenía. El 16 de agosto de hace 43 años, el cantante, una sombra abotargada de sí mismo, apareció muerto por sobredosis en el suelo del suntuoso baño de su mansión de Graceland. Tenía solo 42 años.
Miles de estadounidenses perfectamente cabales comparten la teoría de que su óbito fue un fraude. En realidad Elvis está vivo. Cada día algún norteamericano asegura habérselo topado en un...
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